Estaba sentada en el sofá, tratando de hacer un espacio entre la larga lista de tareas, cuando mi compañera me miró y me dijo: “¿alguna vez has escuchado algo sobre Jordan Lee? Es una bloguera excepcional, estoy viendo sus fotos de boda y son geniales”. Moví la cabeza en señal negativa, pero me causó un poco de curiosidad.
Dos minutos después, mi mamá me envió un mensaje en Facebook: “Tienes que leer esto, me hizo pensar en ti”. Cuando abrí el artículo me di cuenta que era una historia de amor, esperanza y bendiciones que sólo podían venir del cielo. Jordan Lee era la autora que escribió sobre su lucha durante sus años universitarios, y después en la edad adulta, para no perder la esperanza de que el señor le enviaría el hombre adecuado para ella, en el momento correcto.
Ella relata que sacó un papel y una pluma y empezó a escribirle una carta al amor de su vida, aunque aún no conocía ni siquiera su nombre.
Fue la última carta que escribió como soltera, y tiempo después se la leyó a su esposo el día de la boda. La historia me hizo sentir toda clase de emociones.
Chicas, seguido escucho a otras personas diciendo: “Estoy en la universidad, casi me gradúo y no estoy comprometida; parece que nunca llegará alguien interesante a mi vida. ¿Qué estaré haciendo mal?, ¿qué hay de malo conmigo? ¿por qué Dios me está haciendo esperar tanto? O peor aún: ¿qué si Dios no ha destinado a nadie para mí?”
¡Paren! Paren ya. Si tienen este tipo de pensamientos entonces están dejando que gane el enemigo. Sólo cuando te encuentras insegura de ti es cuando el enemigo puede plantar este tipo de pensamientos y dudas en tu cabeza. En lugar de estar inventando cosas que aún no suceden, da un paso adelante en tu fe. Todo cambia cuando empezamos a mirar nuestro futuro, cuando cambiamos el “Si Dios quiere” por el “Cuando Dios lo decida”. Él quiere bendecirte, si sientes el llamado de un matrimonio en tu corazón, entonces ora por ello, no esperes a encontrar al indicado.
Deja que Dios prepare tu corazón para amar, él quiere que confíes en él. Como dije al principio, Jordan Lee escribió una carta a su esposo antes de siquiera saber cuál sería su nombre.
Sus palabras me han desafiado, me han motivado a actuar, así que esta es mi carta para el hombre por el cual estoy orando, y espero que pueda motivarte a ti también.
Para el hombre con el que me casaré
Pensé todo el día en ti. Pensé en cómo sería tu voz, de qué color serían tus ojos y cuán maravillosa sonrisa tendrías. Estoy muy emocionada por el día en que mi sonrisa y la tuya se fundirán en alguna parte. No sé donde será, pero sé que estaremos planeando un futuro juntos, estoy segura que serás el hombre maravilloso que he esperado todo este tiempo.
Quizá estés todavía estudiando, si lo estás, no te preocupes; quizá seas mayor que yo y ya seas todo un hombre de negocios; si lo estás, déjame decirte que me siento orgullosa y rezo porque lo que sea que estés haciendo sea algo que ames y que cada día despiertes feliz de ir a hacer lo que te gusta.
Después de todo, hay cosas que deseo más que nada en la vida. Como dije antes, quiero ver en tu corazón un destello radiante de Jesús. Quiero que seas paciente, quiero que te sientas amado, quiero ir a la iglesia contigo, conocer a tus amigos y escuchar lo orgulloso que estás de haber encontrado a la persona indicada. Espero ansiosa el día en que pueda conocer a tu familia.
Estoy segura, en lo más hondo de mi alma, que ese corazón está apartado para mí por Jesús, y cuando estemos juntos, seremos el mejor ejemplo de amor. No puedo esperar a tomar tu mano, reír contigo, y algunas veces hasta hacerte enojar; pero sobre todo, no puedo esperar para amarte cada día que Jesús me lo permita.
Por siempre tuya: la mujer con la que te casarás.