He dejado de tomar café porque he descubierto que me provoca insomnio y es ahí entre las sábanas cuando más te pienso. Desearía no sentir más estos celos que me envenenan el alma, al saberte en los brazos de alguien más; desearía cerrar los ojos y despertar en un nuevo amanecer de promesas por cumplir, lejos de todos esos besos que hoy me saben tan amargos.
Y sin embargo, si no fuera por el recuerdo del olor de tu cabello y de tu sonrisa cuando hacía algo tonto, mi vida carecería de sentido. Aún tengo tatuadas en mi memoria las historias que nos inventamos, donde tú eras el príncipe que me salvaba de mi prisión y me llevabas a vivir lejos, a tierras de fantasía y nos amábamos hasta el fin de los tiempos.
No sé si decir que fue estúpido creer en las palabras de alguien que no supo valorarme o simplemente tengo la costumbre de confiar en que todo puede salir mejor de lo planeado; pero yo creí en ti, confié en ti, te di todo lo que tuve y más. No fue suficiente para hacerte entender que tenías que estar a mi lado.
Me fallaste, te fuiste y me rompiste el corazón despiadadamente, vi mi ilusión marchitarse, mientras pasaba las tardes escribiendo tristes cartas de amor. Tú estabas presente en cada minuto de mi día, aunque solo era tu sombra empañando la luz del sol.
Aún tengo tu saliva en mi boca y tus mentiras en mis oídos, por eso decidí dejar el café, porque solo en mis sueños estamos juntos de nuevo, queriéndonos como tenía que ser, sonriendo el uno al otro, mirándonos a los ojos, profundizando en nuestros pensamientos.
En mis sueños tú eres la persona que un día creí que eras, mis ilusiones se cumplen una por una, tú me sigues desvistiendo y seduciendo con tu verborrea. Sólo ahí me perteneces por completo, solo ahí sigo siendo tuya.
Sin embargo, he caído en la cuenta de que tú eres una enfermedad y que es necesario una intervención antes de caer en la locura; he comprendido que es el momento de dejarte ir, antes de que no haya más salida. No puedo seguir atada al recuerdo; no puedo, ni quiero seguir amando a un hombre que sucumbió a los labios de otras mujeres.
Siento que en el intento se me irá la vida, pero es algo que debo hacer, porque merezco ser libre, seguir volando y encontrar otros horizontes, donde seguramente volveré a toparme con los sentimientos que había decidido entregarte, y ahora serán míos de nuevo para darlos a alguien más. De todo corazón, te deseo buena suerte, pero ahora es el momento de hacer que mis sueños sucedan.