Querido hijo, querida hija: si estás leyendo esto es porque acabas de cumplir 18 años. ¡Wow! El tiempo sí que pasa volando. Y tal vez me parezca todo tan pronto porque ayer aún ni siquiera existías en mi vida. Tu padre y yo actualmente no tenemos hijos. Escribo esto mucho antes de que nazcas. Pondré fecha y firma en un sobre que no podrás abrir hasta que cumplas los 18 años.
Seguro ahora te preguntas: ¿por qué escribir una carta a alguien que aún no existe? Y sé que suena raro, pero de verdad pienso convertirme en madre algún día. Y también estoy segura de que la maternidad me cambiará de alguna manera, así que quiero hablarte ahora que soy joven para decirte qué es lo que se siente tener esta edad.
¿Y por qué elegí estos años para escribirte? Porque será una manera de poder hablarte de una forma personal, en la que ambos o ambas estemos pasando por lo mismo. Y quiero darte un pequeño vistazo de cómo era tu madre antes de convertirse en “tu madre”, de regreso al tiempo en la época en la que yo era solo otro ser humano buscando emoción, felicidad, pero confundida con el mundo. Porque la vida es confusa para todos.
Cada ser humano en el planeta está unido por una cosa: todos intentamos que este misterio llamado “vida” tenga un sentido y propósito. Lo más gracioso es que en preescolar jamás te preguntas tu propósito en la vida, pero mientras creces parece que tu deber es decirle a los más jóvenes cuál es el propósito de sus vidas. No tiene sentido, ¿verdad?
Sin embargo, todos estamos profundamente confundidos, y te pido que no creas en quien dice tener todas las respuestas. Jamás confíes en eso, pues lo que es bueno para ellos tal vez no sea lo mejor para ti, pero es una buena señal. La vida no es divertida cuando tienes todas las respuestas.
Así que diviértete, sal, comete errores, sé torpe, aprende de esos errores y vuélvete menos torpe. Así es la vida y así será como debes tomarla. Yo viví una vida muy cautiva, protegiéndome de todo: no besé a nadie hasta que tuve 19 años, no bebí alcohol hasta los 21… y un sinfín de primeras veces truncadas que no necesitas leer de tu “mamá del futuro”. Pero sabes bien para dónde voy.
Muchos padres hoy en día tienen miedo de ser muy honestos con sus hijos, y me rehúso a ser así en el futuro. Quiera o no, ya estoy escribiendo esta carta y la leerás aunque después cambie de opinión y no quiera que mis hijos sepan todos mis primeros “errores”.
Así que debes saber: tu madre tuvo sexo premarital, tu madre tuvo borracheras y resacas; tu madre cometió muchos delitos entre mujeres. Tu madre fue un ser humano. Se equivocó y aprendió. Y no tengo miedo a derrumbar cualquier idea que tengas hoy de mí, a tus 18 años, cuando seguro crees que me conoces a la perfección.
Espero nada de esto sean “grandes” sorpresas sobre la personalidad de tu madre; espero que ahora mismo rías y digas: “sí, esto es taaaan de mi mamá”, porque tal vez, muy en el fondo, espero que entre tú y yo siempre exista una gran comunicación y estemos felices de contarnos algunos secretos, NO todos, aclaro, pues aunque aún soy joven no me creo eso de que “tu mamá puede ser tu mejor amiga”. No, hija/hijo, tampoco nací ayer.
Recuerda ser amigo de quien habla bien de sus amigos cuando está contigo. Recuerda hacer empatía con quien tenga los mismos valores que tú. Si puedes, intenta recordar no hacer nada malo que tu mamá no haría, y me refiero a la actual y la veinteañera que escribe esta carta.
Te amo hoy y siempre. Atentamente, tu madre.