Jamás voy a comprender por qué me invitaste a salir, si desde el principio descubriste que éramos completamente opuestos. Sin embargo, yo te acepté tal y como tú eras. Sabía que sería difícil adaptar nuestras personalidades, pero hice todo el esfuerzo para que lo nuestro funcionara. Está por de más decir que nunca pude entender tu forma de actuar; todavía no sé leer la mente, ¿sabes?
El tiempo que pasamos juntos fue un contraste entre diversión y regaños: un día me amabas y otro no podías soportar mi presencia. Nunca cumplí con tus expectativas, siempre estuve por debajo de ellas y, aun así, continuaste alimentando mi ilusión.
Definitivamente, no soy la típica mujer femenina que usa vestidos de flores y tacones para salir un viernes por la noche. Siempre te desilusionó que siguiera siendo yo, con mis jeans y mis zapatos de flats. Mi forma de hablar, de comer y hasta lo que bebía te molestaba, y ni siquiera esperabas a que estuviéramos en privado para decírmelo.
Nunca te diste la oportunidad de conocer cómo soy realmente, de escucharme, de comprenderme, de enamorarte de mi forma de ser; si lo hubieras hecho, tal vez la historia sería muy diferente. Pero, por alguna razón, siempre intentaste cambiarme, convertirme en esa mujer que idealizaste y que no podía ser.
Lamento todo el tiempo que desperdiciamos tratando de forzar algo que no estaba destinado a pasar y que nunca pudimos ser esa pareja cliché de las películas. Nunca te sentiste cómodo con mi forma de ser, hablar, vestir; por supuesto, nunca te sentiste orgulloso de tenerme a tu lado. Mientras me hiciste perder mi tiempo, enamorándome con tus palabras, cada vez me decepcionabas más con tus actitudes.
Te agradezco por todo el tiempo que pasamos juntos, pero creo que debes continuar tu camino hasta encontrar a esa mujer que siempre has deseado tener y que, por supuesto, no soy yo, porque me siento contenta con mi forma de ser y no pretendo cambiarla por ningún hombre. Gracias por abrirme los ojos y enseñarme que no puedo permitir que alguien me cambie, y saber que si alguien me quiere va a aceptarme tal y como soy.
Gracias por alejarte y no volver, porque ahora sé que no te necesito y que estoy destinada a encontrar a alguien mejor. Te deseo buena suerte.
Atentamente, la mujer que fuiste incapaz de amar.