Chicas, de nueva cuenta un hombre viene a invadir su espacio. Ya lo había hecho en ocasiones anteriores, cuando hablamos sobre los regalos que odiamos, o cuando aceptamos ser patanes y confesamos las cosas que hacemos con frecuencia. Sin embargo, en esta ocasión no vengo a hacer una confesión; vengo a pedirles perdón.
Sé que las mujeres creen que todos los hombres somos iguales, pero ¿saben algo chicas? no es así. Sí, claro que hay hombres que suelen ver a las mujeres como un objeto; las maltratan, no les dan el lugar que merecen y se comportan como todos unos desgraciados, y en nombre de todos ellos, les pido perdón.
Perdón por no comprender el miedo de sentirte observada al salir a la calle, por chiflarte y gritarte obscenidades que estúpidamente llamamos ‘piropos’ cuando sales con una falda corta o un escote, perdón por no entender que estás en tu derecho de usar lo que te venga en gana y no por eso me estás provocando.
Perdón por los celos infantiles que brotan cuando otros se te acerca (erróneamente hemos creído que son un objeto que nos pertenece, y no es así), perdón por confundir el amor con propiedad y dominio, por pensar que tu libertad no vale sólo por el hecho de estar junto a un hombre.
Perdón por seguir en un mundo prehistórico en el que muchos pensamos que sólo los hombre podemos salir a cazar, mientras la mujer se queda en casa. Perdón por enojarme cuando llegué y la cena no estaba preparada, por pensar que tu única obligación es ser buena en la cocina y en la cama.
Perdón por silenciarte cada vez que quisiste expresar tu opinión respecto a temas políticos, religiosos, económicos o sociales con la típica frase: “¿qué demonios van a saber las mujeres de eso?”.
Perdón por enfadarme cada vez que hablaste de conseguir un mejor empleo, de tus éxitos laborales, de buscar un aumento de sueldo o un mejor puesto; debo confesar que con tu éxito me siento amenazado.
Perdón por ver al sexo sólo como un acto pornográfico, por no respetar tu cuerpo y sólo querer estar contigo para tocarlo; por ponerle apodos tontos e infantiles a tu vagina y buscar la manera de tocar tus pechos a como dé lugar; Por verte como un objeto sexual y no como una mujer a la que hay que amar y respetar.
Perdón por querer conquistarte a la fuerza, como si yo fuera un valiente caballero y tú sólo la princesa que espera a ser rescatada; perdón por llamarte ‘cualquiera’ cuando intentaste conquistar a un hombre.
Perdón por aquellas veces que insultarte, gritarte y humillarte me hicieron sentir más ‘hombre’. Por todas las veces que te hice sentir mi ‘poder’. Perdón por usar mis inseguridades y mis miedos como el arma más peligrosa y destructiva. Perdón por sentirme ‘macho’ al usar mi fuerza.
Perdón por usar tu cuerpo en campañas publicitarias y sexualizar tu imagen para vender, perdón por los albures, las letras de las canciones que hablan de la mujer de una manera denigrante. Perdón por los comentarios misóginos como los de Donald Trump.
Perdón por la falta de romanticismo, por creer que las cosas cursis no van conmigo (a pesar de que te encantan). Perdón por no hacerte sentir amada y especial como tú te mereces.
Disculpa por la vez que te grité frente a mis amigos, o cuando me hice el interesante con tus amigas para causarte celos; perdón por agarrarte el trasero en la calle, por tratarte como un trofeo frente a los demás.
Perdón por usar la palabra ‘puta’ en tu contra, por llamarte así cuando saliste en minifalda a una fiesta, o cuando me enteré que salías con hombres, a pesar de que sólo eran tus amigos.
En verdad te pido mil veces perdón, mujer, por todos esos asesinos y violadores que no merecen ser llamados ‘hombres’, sólo son unos cobardes que necesitan hacer menos a la mujer para sentirse alguien. Perdón por todos los bastardos que no supieron tratar a una mujer, que abusaron de ella y ahora se victimizan con el sistema de justicia.
Pero sobre todo: perdón por aquellos hombres que justificaron sus estúpidos actos de violencia con un: ‘ella me provocó’. Perdón por considerarte el sexo débil, cuando de ‘débil’ no tienes nada.
Perdón a todas: a mi madre, hermanas, primas, sobrinas, a mi futura hija, a mis amigas, por no entender lo difícil que es ser mujer en un mundo donde el hombre se cree más que ustedes. ¡Perdón!