Annelies Marie Frank Hollander, mejor conocida como Ana Frank, fue una niña judía alemana que se hizo mundialmente famosa gracias al diario que escribió mientras ella y otras 7 personas se mantuvieron escondidas del ejercito nazi en la parte trasera de un edificio en Ámsterdam, durante la Segunda Guerra Mundial.
Después de 2 años de mantenerse ocultos, Ana y los demás integrantes del grupo –entre ellos sus padres y Margot, su hermana– fueron descubiertos y enviados a diferentes campos de concentración. Ahí las hijas de los Frank fallecieron de tifus, en marzo de 1945, días antes de que el campo en el que se encontraban fuera liberado. El único sobreviviente fue Otto Frank, su padre, quien tiempo después decidió publicar el diario de su hija.
El diario de Ana Frank es uno de mis libros favoritos, y sé que de miles de personas también. A través de él escuchamos la voz de una jovencita de 13 años que tuvo que enfrentarse al genocidio más terrible de toda la historia: el holocausto. Es la autobiografía de alguien que nunca perdió la esperanza ni la valentía; que mantuvo un sueño de convertirse en escritora. No pudo verlo realizado, pero sus apuntes se han convertido en una de las obras literarias más leídas, y hoy queremos recordar sus mejores frases.