Así seamos madres, tías o hermanas mayores, las mujeres siempre hemos sentido una muy fuerte responsabilidad de maternidad y crianza para con los más chicos de la casa. Y aunque a veces sentimos que hemos perdido las verdaderas enseñanzas para criar y educar a un hijo, podemos reconocer e identificar que algo no va tan bien con la manera en la que estamos educando a nuestros hijos.
Según investigaciones de Tim Elmore, psicólogo investigador y autor de best seller, él ha identificado los típicos errores que cometen los padres, y que en muchos casos limitan el éxito de sus hijos.
1. Deja de ayudarlo en literalmente todo
Cuando hacemos esto, y los rodeamos de “cuidados” excesivos, les quitamos la posibilidad de buscar por sí mismos la salida de las situaciones difíciles. Lo mejor será cuestionar su capacidad de compresión ante los problemas que se le presenten en el momento. Por ejemplo: “Hijo, ¿no puedes abrir la puerta? Las puertas son altas y tienen perillas; recuerda a qué lado giran las perillas… ¿es a tu derecha o a tu izquierda?”
En la mayoría de los casos, un par de minutos comprendiendo el problema les ayudará mucho para después enfrentarse a los problemas de su adultez, pues no tienen el sentimiento de que el problema sea responsabilidad de alguien más que de ellos mismos.
2. No te entusiasmes antes de tiempo
Los llamados baby boomers eran los niños que en pleno auge primario de los 80’s fueron parte de una dinámica escolar en la que “cada niño recibe su trofeo”, lo que permitía a todos los niños sentirse especiales; sin embargo, investigaciones psicológicas modernas afirman que estos métodos podrían ser causar consecuencias imprevistas en los menores.
Suponiendo que mamá y papá son los admiradores #1, el hijo llegará a un momento en que encuentre la medida de cómo hacer orgullosos a sus padres y al mismo tiempo a dudar bastante de la objetividad de la familia. En algún momento de su vida adulta, cuando se tope con el hecho de que no es el mejor, como le hicieron creer, podrá estar propenso a defender mentiras y a esconder verdades incómodas.
3. No remplaces un sentimiento de culpa por un buen comportamiento
Tu hijo tendrá que enfrentarse a muchas pruebas de amor y odio; buenos y malos sentimientos, como todos los adultos los tienen. El hecho de que ahora es joven e inocente, no quiere decir que necesariamente debe amarte todo el tiempo a ti, a su familia o a sus amigos. Tus hijos tienen el derecho de sentir diferentes humores durante el día y no por eso son niños malcriados. Aunque este punto sea un poco más difícil de lograr en equilibrio, un poco de espacio a solas para tu hijo durante su día podría ser un factor de cambio drástico en su humor y comportamiento.
4. Ayúdales a superar problemas dejando de mimarlos tanto
Negar las cosas cuando no se pueden, les hace caer en la realidad en la que viven, por ejemplo; “hijo, lo que quieres NO se puede, entonces ESTA es la ‘adversidad’ por la que atraviesas AHORA, tal vez en FUTURO o en otra situación lo puedas LOGRAR.”
Hablarle entre líneas a tus hijos será un algo que los ayude a automotivarse de maneras mucho más amorosas y sanas, a diferencia grande de los estímulos materiales para tenerlos “contentos”, como los premios sin razón o para evitar un berrinche. Piensa que si la relación con tu hijo está basada mucho más en estímulos materiales, ellos no van a sentir ninguna motivación interna, ni un amor incondicional.
5. Cuéntale tus errores de cuando tenías su edad
Parte de la relación que tienes con tu hijo se alimenta de la confianza mutua, la seguridad que él tiene de que tú sabes lo que haces, así como la de que confías en lo que él hará. Tu hijo es joven y cree que sus errores son los primeros en la historia de la humanidad, pero algo de empatía con él le hará sentir mejor; un poco menos juzgado si se equivoca y mucho más libre de poder platicar esos errores contigo.
6. No confundas el intelecto con madurez
Hay dos cosas que jamás podrán sustituir a la madurez: el talento y el coeficiente intelectual. Un niño que es atleta matemático tendrá una gran capacidad de razonamiento sobre las cosas que conoce y entiende, pero cuando se trate de problemas sociales, y no de álgebra, tal vez él tenga más dificultad para resolverlos. Esto es normal y muy lógico, pues cada cerebro funciona diferente a ciertos métodos de enseñanza. Sobrestimar su inteligencia y empezar a tratarlo como a un adulto a temprana edad es algo muy duro para ellos, pues tienes que estar consciente de que aún sigue siendo un menor que también tiene miedo a equivocarse.
7. Practica lo que se le predica
Si no actúas a las normas que tus hijos están aprendiendo, prácticamente les estás mintiendo, y enseñando a mentirse a sí mismos. Tal vez en voz alta jamás te hayan juzgado o cuestionado por las cosas que haces y resultan evidentemente ilógicas para ellos; pero lo pueden estar pensando. Ser un buen ejemplo para ellos les ayudará mucho, pues cualidades de ti y tu forma de vivir pueden reconocerlas en otros modelos a seguir que podrían valer la pena en su vida y sus sueños.
8. Permite a tus hijos tomar riesgos
Tener a tu hijo bajo cuidados excesivos les quita mucho más seguridad de la que les puede dar. Psicólogos europeos descubrieron que si los niños no juegan en la calle, si nunca se han caído y raspado las rodillas, son mucho más propensos a generar fobias durante su vida adulta. Los niños deben caerse y aprender a levantarse para curarse las heridas, así como un adolescente debe aprender a sobrellevar conflictos con sus compañeros y vivir el primer amor para adquirir estabilidad emocional.
9. Cumple todo lo que prometes
Esto va desde un castigo hasta un premio. Jamás podrá encontrar seguridad en las cosas que hace o que no debe hacer. Si le prometes un castigo que no le cumplirás, lo único que harás es que el jamás pensará que eres fuerte con tus acciones. Al igual que el día que si le cumplas un castigo, no sabrá ni cómo reaccionar a tan valiente acto tuyo de “cumplir”. Al igual con un premio como estímulo que le motive hacer las cosas bien, pues sabrá que al terminarlas tu cumplirás tu palabra. Esto es muy importante en la vida adulta, cuando se trata de trabajo y escuela, hay que enseñarles cómo y cuándo prometer.
10. No uses el chantaje emocional ni como último recurso
A la larga, es algo que podría definir el comportamiento de tus hijos de manera irreversible. Además de ser un recurso totalmente innecesario, cuando la comunicación con tus hijos es fuerte y clara, no tendría que haber necesidad de comentarios com, “me vas a matar de un disgusto”, o “si no te vas a dormir saldrán los monstruos del armario”; por decir que tú creas que es un ligero chantaje que no generará conflicto en tu hijo, pero cuando haces eso, básicamente le estás enseñando a manipular gente a base de mentiras y a costa de sus sentimientos.