Como todos sabemos, a ningún niño le gusta que le digan “NO”, y no suelen aceptar las negativas con mucho entusiasmo; hacen todo lo que está en sus manos para que sus progenitores cediendo ante su deseo: gritan, lloran pegan, arrojan cosas o insultan. Por lo general los padres terminan por decir “SÍ” para que el niño deje de llorar, e incluso consideran que no hacerlo es un acto cruel y se sienten culpables. En realidad es justo lo contrario, porque el niño aprende que cada vez que quiera conseguir algo, tan sólo tiene que llorar y portarse mal para que sus padres cumplan sus deseos, y se convierten en pequeños tiranos.
Decir “NO” a los hijos es benéfico, porqus los ayuda a sentirse seguros y felices. Aunque resulte difícil de creer, un niño con límites claros y bien definidos es más feliz que un niño que no sabe a qué atenerse o que sabe cómo alterar emocionalmente a sus padres y finalmente conseguir aquello que tanto desea. Nadie nace con un manual para criar a un hijo y el mero hecho de ser padre no te convierte en automático en un educador de excelencia; por eso aquí tienes algunos tips sencillos para imponer límites saludables a los niños:
1. Sé objetiva
Si tienes claro que tu único objetivo es ayudarles aunque a corto plazo no lo parezca, resultará más fácil decir “NO”.
2. Sé firme
Cuando el niño llora o muestra un comportamiento inadecuado sólo está probando hasta dónde puede llegar. Es importante no ceder y simplemente mostrar indiferencia ante tales conductas, pronto el niño por sí solo comenzará a tranquilizarse.
3. Mantén la calma
Es importante decir “NO” con firmeza y seguridad pero en ningún caso gritando o mostrándote alterada. Si el niño percibe lo contrario aprenderá que tiene el poder necesario para poner nerviosos a su padres y finalmente salirse con la suya.
4. Practica
Aprender a decir “NO” es una habilidad y como cualquier otra se debe practicar de forma continua cuando sea necesario.
5. Da opciones
Dales la libertad de decidir cómo obedecer tus órdenes. Por ejemplo, a la hora de vestirse diles: “¿quieres elegir tu ropa o lo hago yo?”. De esta manera haces que sienta que tiene el control pero termina haciendo lo que debe.
6. Explica el por qué
Al decir “NO”, el niño sabe que no debe hacer lo que está haciendo pero no entiende cuál es la manera correcta de comportarse. Por ejemplo, en vez de decirle “no grites”, dile “habla bajito porque…” o en vez de “no corras” di “camina despacio porque…”. De esta manera será más fácil para él entender qué es lo que deseas y por qué se tiene que hacer así. Y solo en caso de que lo estuvieras considerando, “¡porque soy tu madre!” NO es una buena razón.
7. Desaprueba la conducta, no a tu hijo
No se trata de mostrar rechazo hacia ellos; antes de decir “eres malo”, di “eso que estás haciendo está mal”. Recuerda, no cedas a las rabietas y caprichos de tu hijo porque al final será él quien mande y decida en la casa y no ustedes como padres; pero sobre todo no caigas en extremos: ni todo es “SI” ni todo es “NO”; incluso las negativas se pueden convertir en positivas cuando se establece un condicionante: “sí puedes ver la tele cuando hayas terminado de recoger tus juguetes”.