María Montessori, fundadora de la corriente pedagógica que lleva su nombre y que introdujo en Italia a finales del siglo XIX y principios del XX, creía ante todo en la libertad del niño para desarrollar sus capacidades. Según esta idea, la escuela no debería ser un espacio donde un maestro transmita conocimientos en una sola dirección, sino un guía, que es como se les llama en un centro educativo que siga este método.
Ella planeó aulas con alumnos de diferentes edades. Los niños eran libres de elegir el material con el que deseaban trabajar (diseñado especialmente), marcaban la velocidad de aprendizaje según sus particularidades y podían moverse dentro del salón en un contexto menos rígido.
La escuela Montessori tuvo un impacto mundial. Renovó muchos planteamientos de la enseñanza, pero chocó con otros más conservadores. Aún hoy, este método se aplica sólo en algunas escuelas privadas. Ni esta, llamada “pedagogía de la libertad”, ni la “pedagogía de la esperanza” que trabajara Paulo Freire en Brasil, constituyen parte de los pilares de la educación en América Latina.
Ahora bien, si el sistema de enseñanza de María Montessori está centrado en los estudiantes, ¿dónde queda el papel de los padres? En su momento, la educadora italiana enunció 15 principios que dejan claro lo importante del apoyo, la orientación y la participación de los padres en la educación de sus hijos. Estos son los ‘mandamientos’ de María Montessori para los padres y las madres:
1. Recuerda siempre que los niños aprenden de lo que les rodea. Sé su mejor modelo
2. Si criticas mucho a tu hijo, lo primero que aprenderá es a juzgar
3. En cambio, si lo elogias con regularidad, él aprenderá a valorar
4. ¿Qué ocurre si le muestras hostilidad al niño? Él aprenderá a pelear
5. Si se ridiculiza al niño de modo habitual, será una persona tímida
6. Ayuda a que tu hijo crezca sintiéndose seguro a cada instante, será entonces cuando aprenda a confiar en los demás
7. Si desprecias a tu hijo con frecuencia, se desarrollará un sentimiento muy negativo de culpa
8. Propicia que tu hijo vea que sus ideas y opiniones son siempre aceptadas, con ello conseguimos que se sientan bien ellos mismos
9. Si el niño vive en una atmósfera donde se siente cuidado, integrado, amado y necesario, aprenderá a encontrar amor en el mundo
10. No hables mal de tu niño/a, ni cuando está cerca, ni cuando no lo está
11. Concéntrate en que tu hijo esté creciendo y desarrollándose de modo óptimo, valora siempre lo bueno del niño, de tal manera que no quede nunca lugar para lo malo
12. Escucha siempre a tu hijo y respóndele cuando él se acerque a ti con una pregunta o un comentario
13. Respeta a tu hijo aunque haya cometido un error. Apóyalo. Lo corregirá ahora o quizá un poco más adelante
14. Debes estar dispuesta/o a ayudar a tu niño si busca algo, pero debes también dispuesto a permitir que encuentre las cosas por sí solo
15. Cuando te dirijas a tu hijo, hazlo siempre de la mejor manera. Ofrécele lo mejor que hay en ti misma/o
Cuando un niño se siente seguro de sí mismo, deja entonces de buscar la aprobación de los adultos a cada paso. –María Montessori