En cuestiones de paternidad y matrimonio, a veces pareciera como si los nuevos padres comenzaran a ejercer una devoción sin mucha reflexión, cuando de pronto ya nada en la vida es tan importante como tener, criar y sacar a adelante a los hijos.
Sin embargo, investigadores confirman que al comenzar a amar un poco más a los hijos que a la misma pareja con quien los tuvimos, puede estar comenzando a ser un problema contraproducente en la sociedad.
La duda será entonces si de verdad hemos convertido la paternidad en una costumbre de “culto”, o si entonces es momento de que las relaciones de pareja comiencen a evolucionar de ideología conforme los pensamientos en la humanidad avanzan tan rápidamente. Este ensayo explica todo lo que tienes saber sobre la paternidad moderna y por qué los hijos no deberían ser lo más importante en tu matrimonio.
Los hijos no son “el centro del universo”
El centro de tú universo eres tú, pero esta declaración no tiene por qué sonar egoísta de parte de nadie. Es claro que cualquier madre o padre amará a sus hijos por sobre todas las cosas; pero la médico, escritora y columnista Danielle Teller piensa que volver a los hijos el centro del universo es exagerar nuestros sentimientos y volvernos practicantes de una religión que nadie necesita.
“Al igual que con muchas otras religiones, ésta – la paternidad-, requiere de una completa devoción irreflexiva por parte de sus practicantes”.
Criamos hijos con expectativas altas sobre el mundo real
Cuando hacer de nuestros hijos lo más importante en el mundo se vuelve una costumbre, es posible que no seamos conscientes de lo poca seguridad que le podemos provocar a los hijos.
“Ayelet Waldam escribe un ensayo para el New York Times, donde sostiene que ella amaba a su marido más que a sus hijos. En el artículo narra cómo a la larga este idea familiar de poner a su pareja primero que a los niños, había provocado un impacto positivo. Esto porque sus hijos crecieron en un ambiente sólido gracias a la seguridad que se establecía sobre la relación de sus padres.
A pesar de que todo lo que relata en el ensayo tiene fundamentos, congruencia y conclusiones positivas, Ayelet Waldam fue abucheada por lectores y los medios, quienes en más de una ocasión persiguieron a Waldam como a una delincuente. Llamándola mala madre, y amenazando con agresiones físicas, así como de ser denunciada a Servicios de Protección Infantil”.
Danielle Teller
Los oscuros comienzos de paternidad como religión
Aquel ejemplo de barbarie, en pleno siglo XXI, es un claro ejemplo de que la sociedad civilizada sigue sin estar abierta de mente a llevar a cabo un debate ideológico. Pero lo que más le preocupó a esta escritora, cuando revisó el caso de Ayelet Waldam, fue que las amenazas hacia esta mujer eran bastante parecidas a como cuando en una religión se persigue a un hereje.
“Los orígenes de la religión son más oscuros de lo que parecen, pero existe. Si recuerdas, a mediados de los 80’s aquellas calcomanías que popularmente se veían pegadas en los coches con la frase “bebé a bordo”, puedes darte cuenta que esta fue una de las primeras manifestaciones de la religión como paternidad. Podría ser uno de sus orígenes, que a pesar de ser oscura, tiene bastante fuerza”.
Esto quería decir que cuando idealizamos a la vida de nuestros bebés como lo más importante, no sólo dentro del coche, sino sobre cualquier otro ser humano o cosa en el mundo, volvemos de ellos una deidad, la cual sin duda ellos no pidieron, y probablemente tampoco están preparados para vivirla.
Cuando tienes hijos, no puedes amar a nadie más
De los hijos jamás te vas a quejar, afirma Daniel Teller, y es que la sociedad nos ha enseñado que a los hijos se les ama incondicionalmente, sin importar nada. El momento en el que Ayelet Waldman confesó que sus hijos no eran tan maravillosos como otras cuestiones en su vida, para los lectores de The New York Times fue una especie de blasfemia. Esto es parecido a decir: “no debes de tener otros dioses antes de mí”. Y es algo realmente incómodo, pues en esta “religión de paternidad” no está permitido expresar abiertamente sentimientos en los que chocas con tus hijos sin ser totalmente juzgado como un mal padre.
“Los niños tienen el mismo espectro de características positivas y negativas que los adultos, y las personalidades de algunos niños simplemente no están acordes con las de sus padres. Son emociones y sentimientos totalmente normales, y esos no nos hacen menos humanos. Y es absurdo desde que, se puede permitir hablar sombre nuestros padres, tíos, y nuestro cónyugue; pero si dices que tu hijo no tiene muchos amigos porque a veces es una persona desagradabel, seguro te sacan de la Asociación de Padres”.
Los riesgos de elevar la paternidad a condición de religión
Los niños criados para ser el centro del universo de sus padres, comúnmente suelen salir a la vida fuera de su casa y chocar con una realidad muy diferente y posiblemente frustrante. Por otro lado, las parejas que idolatran la paternidad pueden perder contacto entre ellos, incluso llegar al punto de no tener mucho qué decirse si los niños no están en casa.
“En el siglo XXI los estadounidenses se casan por amor, eligiendo parejas que serán sus almas gemelas para toda la vida. Al llegar los hijos, esta historia de amor ‘se pausa’, para convertir la paternidad en una nueva meta en común. Y esperar que al salir de casa los hijos se vuelva a retomar esa conexión con su alma gemela”.
En conclusión, sí es extremista pensar que la paternidad es una religión que secretamente rompe relaciones, porque en realidad, ningún caso es la regla, ya que cada familia es diferente. Sin embargo, sí es preocupante que las tasas de divorcio se incrementen conforme los nidos se vacían y los hijos salen a la universidad.
Por lo que quizá sea momento de reevaluar esta “religión” y pensar fríamente en las verdaderas necesidades que como pareja exige una relación antes de hacer tu familia un poco más grande.