Durante la preparatoria, las asignaturas de matemáticas (álgebra, cálculo, geometría) nos hicieron llorar con sus interminables cuestionamientos y problemas que no tenían una solución sencilla. Prácticamente se convirtieron en nuestra pesadilla al absorber nuestro tiempo y causarnos dolores de cabeza con tal de comprender, cuánto valía X en cada una de sus ecuaciones.
Probablemente esta sea la razón por la que decidiste tomar una especialidad humanista o de plano terminaste odiando el colegio. Pero en esta vida no todo es malo, y la geometría ha aportado mucho a nuestro estilo comenzado por nuestro tipo de corte, la forma de nuestros tacones, la manera en que aplicamos un contouring y la joyería que tanto nos encanta.