Según la tradición, el vestido de una novia debe ser blanco, debido a que simboliza la virginidad, la pureza e inocencia de la infancia que se pierde cuando una mujer une su vida a la de un hombre. Sin embargo, estamos en el siglo XXI y los vestidos tradicionales de boda ya nos han cansado un poco. Afortunadamente ha surgido la tendencia de pintar el vestido de un color diferente. No solo le da un toque de color al vestido tradicional, sino que también puede resolver el principal problema al que se enfrentan todas las novias: la suciedad.
Todas hemos sido testigos de lo sucio que terminan los vestidos cuando tocan el suelo, así que es una opción muy práctica para evitar ese problema: hacer que el vestido sea bricolaje. Atrévete a lucir un diseño con la parte baja de un color distinto, te aseguramos que lucirás espectacular e innovadora.