Octubre es el mes de la sensibilización sobre el cáncer de mama y es sumamente importante porque nos recuerda que debemos estar alerta ante cualquier anomalía y cuidar nuestro cuerpo para mantenernos sanas o, en dado caso, detectar esta terrible enfermedad a tiempo.
Además de autoexplorarnos periódicamente, hay hábitos que debemos implementar o abandonar para alejar el cáncer de nuestra vida, y aquí te decimos cuáles son.
1. Come más frutas y verduras
Una dieta balanceada es el secreto (no tan secreto) para una buena salud en general, pero un estudio realizado en la Escuela de Salud Pública TH Chan en Boston, Estados Unidos, reveló que las mujeres que comen más frutas y verduras son menos propensas a desarrollar cáncer de mama, sobre todo si consumen crucíferas como brócoli, y verduras amarillas y anaranjadas.
Esta investigación, publicada en el periódico International Journal of Cancer, analizó la dieta de más de 90 mil mujeres durante cuatro años y concluyó que comer cinco porciones de frutas y verduras al día reduce en un 11% el riesgo de padecer esta enfermedad.
2. Minimiza la ingesta de grasas y azúcares
La correcta alimentación es una de nuestras mayores armas para cuidarnos porque podemos tener control total sobre ella. Según el especialista en Oncología Integrativa Josep Manuel Climent, es importante evitar alimentos ultraprocesados con altas cantidades de azúcares y grasas saturadas, porque las células cancerígenas se alimentan de estos dos componentes.
Además, el sobrepeso es otro factor de riesgo, por lo que debemos mantenernos dentro del porcentaje de grasa corporal recomendado según nuestra edad y estatura.
3. Evita el alcohol y el tabaco
Fumar o tomar de vez en cuando no tiene nada de malo, pero si es un hábito de todos los días o de cada fin de semana de manera excesiva, es necesario realizar un cambio, pues las personas que consumen con mayor regularidad alcohol y tabaco son mas propensas a desarrollar cáncer (de varios tipos y no solo de mama) en algún punto de su vida.
Las mujeres que toman tres o cuatro bebidas embriagantes al día aumentan el riesgo de padecer este mal en un 50%; y las que fuman una cajetilla diaria tienen un 60% más de probabilidades.
4. Haz ejercicio diariamente
Hacer ejercicio no siempre es fácil y a algunas chicas puede parecernos tedioso, pero es necesario mantener nuestro cuerpo activo ya sea con ejercicio de alta intensidad o solo caminando 30 minutos al día.
Según el estudio Actividad física recreativa y riesgo de cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas, que monitoreó a más de 70 mil mujeres, hacer actividad física regularmente reduce en un 14% el riesgo de cáncer de mama.
5. Conoce tu historial clínico
Aunque la mayoría de los casos de cáncer de mama resultan de factores externos y solo el 10% se consideran hereditarios, es esencial conocer el historial clínico de nuestra familia para tener mucho más cuidado y estar alerta ante cualquier señal como. Las cosas que debes tomar en cuenta son:
- Soy una mujer de edad avanzada
- Mi periodo menstrual inició antes de los 12 años
- Llegué a la menopausia a una edad tardía
- Fui madre después de los 30 años
- No practiqué la lactancia materna
- Estuve bajo tratamientos hormonales
- Padezco sobrepeso u obesidad
- Llevo una vida sedentaria
6. Examinarse es quererse
Una revisión oportuna puede salvar tu vida, por eso debes explorar tus senos en busca de cualquier anomalía como bultos, endurecimiento, enrojecimiento, hundimiento, dolor, secreción, cambio de forma o retracción del pezón. Realizar un autoexamen es muy sencillo:
- Colócate frente al espejo sin blusa o brasier.
- De pie y con la espalda recta observa tus pechos y busca alguna diferencia (tanto en el seno como en el pezón).
- Extiende el brazo hacia un lado y coloca la mano sobre la nuca, con la otra haz movimientos circulares palpando la axila y el pecho ejerciendo un poco de presión, repite lo mismo con movimientos verticales (en ambos lados).
- Presiona el pezón suavemente en busca de algún tipo de secreción.
- Si notas algo extraño acude con tu médico.
7. Hazte un chequeo clínico
Al igual que los chequeos ginecológicos, es importante que un médico revise nuestros senos para descartar o detectar el cáncer en su estado más temprano y que así no perjudique irreversiblemente nuestra salud. La mamografía es el examen más común y es una radiografía que permite encontrar tumores pequeños que escapan al tacto.
Si tienes más de 20 años es necesario que te realicen estudios al menos una vez al año o, en caso de que el médico así lo decida, llevar un seguimiento semestral. ¡Cuídate y quiérete!