Cuando hablamos de encontrar a nuestra alma gemela, quizá lo primero que viene a nuestra mente es un hombre; sin embargo, la persona que está a nuestro lado cuando más lo necesitamos no siempre tiene que ser un chico.
Esta vez hablamos de esa persona que cuando la conociste no te cayó bien, pero que al ir conociendo logró meterse en tu vida hasta convertirse en alguien demasiado importante. Sí, acertaste; nos referimos a tu mejor amiga. Esa chica a la que puedes llamar a cualquier hora y que puedes asegurar que estará ahí para ti. Y para agradecer todo lo increíble que eres, esta carta es para ti:
En primer lugar, tengo que darte las gracias por ser como eres, porque me dejas ser yo misma cuando estoy contigo. Gracias por ser transparente y sincera, por compartir conmigo no sólo mis momentos felices, sino también los más desastrozos, vergonzosos y tristes. Gracias por aceptar que a veces no te cuente las cosas, por esperar pacientemente a que esté preparada para contártelas y por estar dispuesta a levantarme una vez que me caigo.
Gracias por ser la persona más buena que conozco. En serio, haces del mundo un lugar mejor, por lo menos mi mundo. Gracias porque nunca esperas nada a cambio; y sin embargo, lo das todo por los demás.
Gracias por todas las veces que nos hemos reído y por las que nos hemos peleado también. Gracias por sostenerme, por ser mi cable a tierra, no sé que haría sin ti en mis momentos de locura.
Gracias porque siempre sacas lo mejor de mí, por hacer que estos años en los que hemos sido amigas parezcan mucho más de los que son. Porque durante estos años hemos creado recuerdos para toda una vida.
Gracias por recordarme que no tengo que preocuparme por los demás, sino sólo por aquellos que me quieren. Gracias por ser mi fiel escudero, me defiendes ante cualquier persona, aunque luego me reclames por lo que hice en privado.
Gracias por tantas cosas… Pero sobre todo, gracias por darme todas esas razones y por ser mi persona.