Sólo te tomará dos minutos leer esta reflexión, pero te dará una de las mejores lecciones de vida sobre el por qué te debes amar y por qué debes respetarte y alejarte de todas aquellas parejas que lejos de ayudarte te manipulan y te usan para su propio bien.
Esta reflexión de Valentinne Rudolphy te hará cambiar tu manera de vivir:
“Es fácil que una persona que es altamente sensible caiga en una relación, de amistad o amor, con otra persona más fuerte. Tiende a ser algo inevitable, pues de vez en cuando se necesita a alguien con una personalidad más abierta y definida. Pero a veces, esas personas más dominantes pueden ser las equivocadas también, como en el caso de que sea un narcisista.
Una persona narcisista no sólo es ególatra, también vela por sus intereses y quiere hacer el mínimo esfuerzo para ser alabado por todos sus logros. De esta manera, muchas veces la mezcla entre este espécimen y una persona muy sensible acaba en manipulación, y la balanza se carga más hacia un lado que para el otro”.
Inevitablemente la dominancia en contra de la empatía y sumisión ganará. Quienes son más sensibles tienden a querer hacer el bien por otros y ser mejores personas de manera constante, es por eso que ayudarán a quienes no son la mejor compañía para ellos aunque tengan dudas. Preferirán complacer y ayudar que armar un lío, pero nadie se merece eso. No es un intercambio amistoso justo al fin y al cabo.
Una persona sensible junto a quien es ególatra, narcisista o manipulador puede, sí, crear un equilibrio, pero sólo uno que resulta negativo. Porque finalmente, el ‘poder’ queda en una persona, dejando al otro de lado. No es por amistad, es por conveniencia que al final están juntos, pero conveniencia no emocional, sino solo para uno.
En la medida que pones al resto antes que a ti mismo, comienzas a olvidar cuáles son los límites. Ser considerado con el resto y generoso es lo ideal, supuestamente estamos configurados de esta manera. Y ya es raro de ver en el mundo individualista de hoy en día; es totalmente valioso. No es que aquellos que son más sensibles deban dejar de ser como son, sino que hay que saber cuándo decir ‘no más’.
Debes hacer también lo que es mejor para ti, y eso es tener amor propio, además del amor al prójimo que quieras profesar. Se parte por establecer límites que no te quiten tu valor y principios, y que no pasen a llevar tu dignidad ni sean egoístas para con otros. Cuando estás en una relación así, la mejor decisión que puedes hacer para intentar abrir los ojos del otro, es alejarte.
A veces es difícil, pero tenemos que aceptar cuando algo no funciona bien, especialmente si nosotros no estamos cómodos con ello. No es rendirse, es saber cuándo dar un paso al lado y es la decisión más inteligente que puedes tomar al estar en una relación tóxica. Tu energía debería estar puesta a encontrar personas que te valoren y relaciones que valgan la pena; no lo contrario.
Busca alguien, amigos o pareja, que te valoren y con quienes no tengas que cerrarte o cambiar, ni forzar las cosas. Es el doble de difícil para los más sensibles, pero cada uno debe respetarse para ser respetado. Perdónate si tienes que hacerlo, por las razones que tú conozcas, pero márchate y limpia tu entorno”.