En un post de Facebook que acompañó con una fotografía de su cara con unos ojos hinchados por las lágrimas y la nariz enrojecida luego de limpiarla durante el llanto, Meredith Ethington explicó por qué las mamás lloran al dejar a sus hijos en la escuela… aunque no se trate de su primer día ahí.
En pleno ajuste de la rutina luego de un regreso a clases, cuando la emoción de ir a la escuela ya pasó y los niños no tienen ganas ni de levantarse, esta madre de tres hijos, autora del libro Vida de mamá: perfección pendiente y colaboradora del blog Maternidad, habló sobre los momentos no tan perfectos que tiene la crianza y conmovió a todos con su honestidad al respecto.
No es el primer día de escuela… pero su mamá llora
No es porque los eche de menos (aunque a veces lo hago). Es porque esta mañana fue una batalla. Y nos preocupamos. Nos preocupamos por si hicimos lo correcto mandándolos a un lugar donde tal vez no se sientan cómodos.
Enfrentar sus propias luchas
Aunque como madres quieren proteger a sus hijos de cualquier problema, ellos tienen que enfrentar sus propias luchas.
Nos preocupamos porque tal vez luchan con el aprendizaje. Nos preocupamos porque tienen sus propias batallas para luchar durante el día en las que no podemos ayudarlos.
Tal vez se les empuja más allá de sus límites
Sin saber si se puede contar con sus maestros o amigos, las mamás en ocasiones los dejan solos para hacerlos “crecer más fuertes”.
Nos preocupamos porque tal vez luchan con necesidades especiales. O tal vez luchan con la ansiedad y nadie ve lo que necesita simplemente para estar ahí.
¿Cómo saber si se hace lo correcto?
Meredith compartió esta reflexión sabiendo que, como ella, hay otras madres que lloran sin comprender si están haciendo lo correcto, obligadas a entender que los niños crecen y enfrentan cosas difíciles por su cuenta.
Nos mata por dentro dejarlos ahí cuando tuvimos una mala mañana.
Y es duro dejarlos ir y verlos que se hacen daño al encontrar su camino. Pero eso es lo que hace una madre fuerte. Superamos nuestras lágrimas en el carro. Así ellos no dudan de sí mismos…