La ingeniera y química Frances Arnold trabajó durante muchos años para obtener un poco de reconocimiento en el mundo de la ciencia y, finalmente, en el 2018 obtuvo la recompensa que merecía. Arnold pasó días completos estudiando las proteínas e incluso llegó a criarlas para realizar con ellas una “evolución dirigida”, un proceso similar a como se crearon a los primeros perros, es decir, provocó mutaciones para de ahí seleccionar a las más interesantes y así crear nuevas moléculas.
Pero su camino hacia el éxito no fue sencillo, pues tuvo que trabajar como camarera, taxista e incluso limpió casas con el fin de conseguir recursos para sus estudios. Así fue todo el proceso en el que trabajó y que finalmente la hizo acreedora a un Premio Nobel de Química.
Conoce a Frances Arnold
Frances Arnold inició en el mundo de la ciencia desde que era muy joven, pero no fue hasta que pasó días completos estudiando las proteínas que se dio cuenta de que tenía un objetivo que lograr con ellas y así fue, pues creó un interesante trabajo de mutación y creación de moléculas. Durante una entrevista expresó de qué trataba su investigación.
Casi todo el mundo utiliza los productos de la evolución dirigida. Por ejemplo, cuando lavas la ropa hay enzimas (proteínas que favorecen una reacción química) en el detergente y están todas hechas mediante la evolución dirigida, optimizadas para actuar en una lavadora. Y hay muchísimos otros ejemplos. Muchos fármacos se producen mediante enzimas hechas con la evolución dirigida. Y estas enzimas también se usan para diagnosticar y tratar enfermedades.
Recibió un Premio Nobel de Química
Sus años de investigación no fueron solo para dar a conocer este proceso, sino porque las nuevas moléculas que creó pueden solucionar los problemas químicos de la humanidad, como la fabricación de fármacos sin contaminación o incluso producir energía renovable. Por ello se le otorgó el Nobel de Química en el 2018.
A sus 64 años es un ejemplo de que todo se puede
La ahora catedrática de Ingeniería Química, Bioingeniería y Bioquímica del Instituto de Tecnología de California tiene 64 años y es un claro ejemplo de que siempre debes trabajar por alcanzar tus sueños, sin importar cuánto tiempo te tome llegar a ellos.
Era una de las pocas mujeres taxistas. Conducía uno de esos enormes taxis amarillos en las calles de Pittsburgh que son muy estrechas. Aprendí a orientarme y a maniobrar en circunstancias difíciles.
Tuvo que probar suerte en varios trabajos
La ingeniera trabajó como camarera, taxista, limpiadora y hasta en una pizzería mientras hacía diferentes estudios químicos para crear nuevas moléculas. Las jornadas que cubría en cada trabajo eran agotadoras, pero sus ganas de convertirse en una gran científica eran mucho mayores. Todo esto valió la pena y obtuvo su recompensa, pues trabajó en diferentes países, como Corea del Sur, Brasil y el Instituto de Investigación de Energía Solar de Colorado.
La vida es larga, puedes tener muchas vidas diferentes. Puedes aprender muchas cosas distintas, nunca se sabe cuándo te servirán, así que aprende todo lo que puedas y combina tus conocimientos de manera novedosa. Adáptate, sé flexible y aprende permanentemente.
Hoy Arnold es una experimentada científica que se doctoró en Ingeniería Química por la Universidad de California. Además, trabajó con el intercambio de Ciencia y Entretenimiento de la Academia de Ciencias para que los guionistas de Hollywood trataran con precisión los temas científicos. Y, por si fuera poco, es la creadora de más de 40 patentes estadounidenses, fundó una empresa para fabricar combustibles a partir de recursos renovables y una empresa para investigar alternativas plaguicidas. Para finalizar, esta súper mujer habla cuatro idiomas: inglés, alemán, italiano y español. Ella es, sin duda, un claro ejemplo a seguir.