La llegada de un bebé cambia la vida de la mujer que se convierte en madre, y lo hace también en uno de los hábitos más básicos y necesarios: dormir bien. Hacerlo se complica porque el recién nacido demanda atención para comer, ser acurrucado y descansar a la hora que lo necesita.
“Para que una mamá primeriza recupere sus horas de sueño necesita seis años”, afirma la teoría comprobada mediante un estudio realizado por la Universidad de Warmik, Inglaterra, a dos mil 541 madres y dos mil 118 padres.
Los participantes -que tenían entre uno y tres hijos- fueron analizados durante un sexenio. Los resultados fueron los siguientes:
- Después de seis años los padres son quienes recuperan más su conciliación de sueño; las madres también lo hacen, pero su esfuerzo en el cuidado del bebé es mayor.
- Las mujeres pierden 62 minutos de sueño por noche en comparación con los hombres, que duermen 13 minutos menos. Esto se atribuye a que atienden a sus hijos en el mayor número de casos.
- Las féminas recuperaron un 1.7 por ciento su sueño con respecto a su segundo hijo.
- Durante el primer año de vida del bebé, las madres perdieron 40 minutos aproximados de sueño diario, llegando a una cifra de hasta una hora o más durante los primeros tres meses del pequeño.
La investigación resalta que las mamás asumen el papel de cuidar a sus hijos más que los padres:
Las mujeres tienden a experimentar más trastornos del sueño que los hombres después del nacimiento de un hijo, lo que refleja que las madres aún son más frecuentes en el papel de cuidadora principal que los padres.
Por su parte, la Universidad de la República en Uruguay comparte que el mal sueño puede desencadenar cambios de humor, desórdenes emocionales, depresión posparto, afectación en la memoria, entre otros.