En algunas ocasiones tal vez hemos tenido a nuestro lado a una mujer que dice ser nuestra amiga, pero cuando menos lo esperamos nos da una “puñalada” en la espalda. Quizá puedas preguntarte por qué ocurre esto. La verdad es que los factores son muchos, pero el más grave es la envidia: ese horrible sentimiento en el cual la otra persona siente desdicha por no poseer algo que nosotros sí, ya sea algo tangible o intangible.
Curiosamente, la mayoría de las traiciones vienen de parte de mujeres que atacan a sus congéneres. A veces el sentimiento de empatía está ausente y actúan de manera negativa contra otras, cuyo único error es poseer algo que, sin querer, despierta el enojo.
¿Qué es lo que alimenta este sentimiento? ¿Cómo es posible que entre mujeres podamos atacarnos, después de haber luchado durante años por lograr la tan afamada liberación femenina? Lo cierto es que el ataque, aunque venga de quien menos lo esperas, puede ser letal y se presenta en todos los ámbitos…
En el amor. Cuando una mujer comienza a salir con un hombre que la trata como princesa y demuestra su amor por ella, muchas mujeres, en lugar de buscar a alguien que las trate igual, despiertan su ira e intentan quitarle el novio a su amiga.
En el trabajo. Si una mujer comienza a sobresalir, en lugar de aplaudir sus logros y hasta dónde ha llegado gracias a su talento y esfuerzo, lo que muchas hacen es comenzar rumores negativos en contra de ella, al no sentirse capaces de alcanzar el mismo estatus.
En la escuela. Si una chica comienza a obtener mejores notas, en lugar de admirar su inteligencia inmediatamente pensamos que está involucrándose con el profesor o debe de estar pagándole para que suba sus calificaciones, restándole mérito a su esfuerzo y dedicación.
En la calle. Si ven a una mujer atractiva, con una forma de vestir diferente, comienzan a señalarla y a criticarla. Sin apreciar y aceptar que cada mujer es diferente, cada una tenemos derecho a vestir como se nos dé la gana, a caminar o a ser quien nosotras queramos.
¿Por qué no nos damos cuenta de que cada cual tiene el potencial de llegar a ser quien realmente quiere? Si nos quitamos los prejuicios, los temores y la inseguridad, quizá algún día lleguemos a dejar de atacar a otras mujeres que, como tú y como yo, lo único que buscan es ser libres y mostrarse ante el mundo tal y como son.
Cada mujer tiene un talento diferente, cada una es irreemplazable. Al hablar mal de otras mujeres, al atacar a tus amigas, realmente estás demostrando que no sabes qué lugar ocupas. Tus miedos te delatan y, en lugar de actuar, te resignas a atacar a una persona que tuvo el valor de hacer lo que realmente soñó ser.
Si una mujer soltera decide tener un hijo, si una mujer decide vestir diferente, si una mujer tiene múltiples parejas, si una mujer se hace cirugía, si una mujer decide viajar sola, si una mujer hace algo… en lugar de atacarla, entiéndela, porque tal vez en algún momento esa mujer puedes ser tú.