En días pasados se desató una gran controversia cuando el líder del Consejo de Ideología Islámica en Pakistán, Mohammad Khan Sheerani, dio a conocer la propuesta de una nueva ley que autorice la violencia contra las mujeres.
El Consejo de Ideología Islámica es la instancia encargada de orientar al gobierno de dicho país sobre asuntos religiosos en materia legislativa. La propuesta fue elaborada en respuesta a la ley progresista de protección de la violencia contra las mujeres, impuesta en la provincia de Punja.
En la propuesta de 75 páginas, el líder sugiere que si una mujer rechaza tener sexo con su marido cuando él quiera, no cumple sus órdenes, no se bañe después del coito o durante la menstruación, es aceptable una ‘ligera golpiza’, y debe ser permitida cuando su marido necesite castigarla.
También señala como causales de castigo si una mujer no usa el hiyab, si habla en voz muy alta, si habla con desconocidos o usa anticonceptivos sin consultarlo con su marido.
Los argumentos expuestos por 20 miembros de dicha comisión desataron una gran polémica en torno a la violación de los derechos humanos, los alcances de la religión islámica y el papel de la mujer en el islam.
Mohammad Khan Sheerani expuso de manera detallada la forma ‘correcta’ de golpear a las mujeres en una conferencia. “Golpear en áreas en las que la piel no sea muy gruesa o muy fina. No golpearla en nariz o en los ojos. No romper huesos o dejar marcas. No usar escobas o zapatos para golpearla en la cabeza. No golpearla de forma vengativa si no sólo para recordarle sus deberes religiosos”.
Además de la violencia física, el documento establece que las mujeres deben amamantar a los hijos durante dos años, prohíbe la participación de las mujeres en guerras o conflictos armados y contempla que las enfermeras no cuiden hombres que no sean su marido, hijo, padre o hermano.
Actualmente todas las propuestas del Consejo se encuentran en la categoría de recomendación, y su adopción como ley depende del cuerpo legislativo de Punjab, quienes tienen en sus manos legitimar o no la violencia física como método punitivo contra la mujer.