El acoso se ha convertido en un terrible mal que cada día afecta más a las mujeres. Por desgracia, en algunas sociedades de América Latina el hostigamiento y el abuso parecen ser vistos como una situación común, pues muchos se burlan del tema, otros se escudan en que así ha sido desde hace años y que solo ahora “por moda” las mujeres empezaron a quejarse, incluso la policía es indiferente ante esta realidad.
Se cree que una de cada tres mujeres y niñas experimentará violencia física o sexual a lo largo de su vida, y en la mayoría de los casos ella será vista como la responsable del ataque a causa de su forma de actuar, sus movimientos e incluso a las prendas “provocativas”, aunque solo esté usando la ropa más común y simple.
Para demostrar que las mujeres son inocentes, además de vulnerables, el Centro de Educación y Prevención de Agresión Sexual de la Universidad de Kansas creó la exhibición ¿Qué llevabas puesto?, en la cual las víctimas de abuso enseñaron la ropa que tenían puesta cuando fueron violentadas.
Una exhibición que no muestra arte
Hace cinco años el doctor Wyandt-Hiebert y la señora Brockman, defensores contra la violencia sexual y sobrevivientes al abuso de sus parejas, asistieron a una conferencia y leyeron un poema llamado Lo que llevaba; se conmovieron tanto por el escrito que decidieron crear una galería de arte en la que las víctimas de abuso sexual pudieran exhibir las prendas que usaban cuando fueron agredidas. La primera muestra se llevó a cabo en la Universidad de Arkansas, en 2014, y desde entonces se agregan más prendas a la colección.
Un vestido es femenino; para los abusadores, una máquina de provocación
Un vestido de sol. Meses después, mi mamá se paró frente a mi armario y me dijo que no volvería a usar ninguno de mis vestidos. Yo tenía seis años de edad.
Pantalones café y una camisa de vestir ya no son seguros
Tuve que hacer una presentación ese día en mi clase de comunicación. Me llevaron la ropa al hospital durante mi examen de valoración. No estoy segura de lo que pasó y cómo pasó.
Tu ropa favorita puede convertirse en tu peor pesadilla
Mi camisa amarilla favorita, no recuerdo qué pantalones estaba usando. Recuerdo que estaba tan confundida y que solo quería salir de la habitación de mi hermano para poder volver a ver mis dibujos animados.
La camiseta de la universidad no es atractiva, pero no todos lo piensan así
Una camiseta universitaria y pantalones. Es gracioso, nadie me había preguntado eso antes. Me preguntan que si me violentaron entonces soy gay o por qué no me defendí, pero nunca sobre mi ropa.
¿Puedes odiar un color? No, menos cuando es tu favorito
La primera vez llevaba unos jeans y camiseta azul. La segunda, años más tarde, llevaba jeans y una camisa azul. Me pongo azul a veces cuando hago kickbox o cuando necesito ser asertiva. Incluso hoy estoy vestida de azul porque no me quitarán mi voz ni mi color favorito ni mi capacidad de decir ¡No!
No siempre puedes confiar en las personas
Camiseta blanca y shorts negros de baloncesto. Siempre fue el mismo atuendo. Siempre fue después de la liga del centro de Rec. Confié en él. Mi mamá confió en él.
Una prenda puede hacerte recordar el dolor todos los días
Yo llevaba un sari. Lo mismo que me pongo la mayoría de los días. Era con lo que me sentía cómoda. Me recordaba mi hogar, mi familia, mi identidad. Ahora me recuerda a él.