Como en todas las relaciones, en la que hay entre perros y humanos suele haber malentendidos, aunque a veces nos pasan desapercibidos. De hecho, para evitar problemas con tu fiel amigo, tendrás que plantearte una serie de cuestiones. Por ejemplo, cuáles son sus necesidades más básicas tanto físicas como mentales y qué cosas suelen molestarles. Así podrás mejorar la relación con tu perro, disfrutando los dos de una vida con más calidad que nunca.
Los perros intentan ser nuestros mejores amigos, pero a veces se los hacemos muy difícil. Aquí hay algunas razones por las que tu perro podría cuestionarse si quiere seguir siendo tu mejor amigo o si quiere separarse para siempre de ti.
1. Los ruidos y los olores fuertes
La secadora de pelo, la aspiradora, los coches, los fuegos artificiales, los estornudos o una tos estridente, algo que se nos cae y hace mucho ruido… cualquier ruido fuerte molesta y asusta a los perros. Es algo normal, puesto que tienen un oído excepcional y, además, también poseen una percepción de las vibraciones mucho más sensible que la nuestra. Hay perros que se han criado desde cachorros escuchando ruidos fuertes y se han acostumbrado a ello, por lo que no se asustan, pero es cierto que la mayoría sí lo hacen y lo odian.
El tema de los olores fuertes también es algo delicado para los canes. Igual que su oído, su olfato es miles de veces más potente que el de los humanos. Por esto, cualquier olor que a ti te parezca fuerte a tu perro le parece realmente molesto. Es verdad que si se trata de olor a comida no les molesta tanto, enseguida se pondrán a pedirnos que compartamos con ellos eso que huele tan delicioso. Pero imagínate los olores de productos químicos, de higiene personal y de limpieza del hogar. Son olores realmente muy fuertes que irritan las fosas nasales de nuestros peludos, por lo que fácilmente nos lo hacen saber con un estornudo y se van a otro lugar.
2. Hablar mucho y no usar nuestro lenguaje corporal
Muchas veces le hablamos a nuestro perro y eso está bien. Pero si lo hacemos en exceso o si a la vez que hablamos no utilizamos gestos y palabras cortas que el can pueda llegar a aprender y relacionar con algo, no estaremos haciendo otra cosa más que agobiar a nuestro amigo. No estará entendiendo lo que decimos y al final se pondrá nervioso. Prefieren que te comuniques con ellos con tu lenguaje corporal y si usas palabras o sonidos, mejor que sean pocos y que ellos los hayan podido aprender durante su entrenamiento y aprendizaje desde cachorros.
Es cierto que los perros entienden las emociones básicas de los humanos, pero lo hacen a través del lenguaje corporal y el tono de voz que utilizamos. Debemos procurar aprender a hablar con nuestro perro y a comunicarnos con él con nuestro cuerpo. Haz una prueba: pásate un día entero sin decirle una sola palabra, solo gesticula, sin exagerar, e intenta comunicarte con lenguaje corporal. Aunque puedes utilizar algún sonido, como un silbido, intenta no decir ni una palabra; verás que se comunicarán perfectamente y que tu fiel amigo estará más relajado.
3. Nuestra energía negativa y que los regañemos sin que entiendan por qué
Puede ser que cuando estamos de mal humor o nos enfadamos con nuestro perro porque ha hecho algo que no nos gusta, le transmitamos nuestro enfado y negatividad como haríamos con una persona. Tenemos que aprender a evitar errores comunes al regañar a un perro. Uno de ellos es hacerlo sin que pueda entender por qué y otro error es ser agresivos. Hay formas mucho más efectivas que harán que se entiendan mejor y seguir disfrutando el uno del otro.
4. Falta de estructura y reglas claras
A los canes les gusta tener una rutina, aunque la variemos para que no se haga muy aburrida, y les agrada una estructura, pues se sienten más seguros y tranquilos. Un perro sin un mínimo de adiestramiento básico, acabará siendo poco feliz, puesto que tendrá inseguridades y malentendidos tanto con la familia como con otros perros o animales. Por eso otra cosa que no les gusta es la falta de estructura en su familia. Esta, además del aprendizaje, debe cubrir varios aspectos, desde quién lidera el grupo hasta los paseos y la comida, entre otras cosas. Para ello será mejor que primero nos instruyamos nosotros mismos sobre el adiestramiento adecuado para nuestro perro.
5. Mirarlos fijamente a los ojos
A los perros no les gusta nada que los miremos fijamente a los ojos. Si alguna vez lo has hecho, habrás notado que rehúyen la mirada cuando lo hacemos, pero quizás te hayas encontrado con uno que te aguanta más la mirada e incluso puede haberte gruñido. El contacto visual prolongado equivale a retarse, por lo que si uno aparta la vista pasa a ser el sumiso y, en cambio, si la aguanta y el otro la retira, será el dominante. Es peligroso hacer esto a perros que no conocemos, pueden ponerse agresivos. Una cosa es que se crucen las miradas y otra cosa es retar. Así que procura no buscar la mirada fija a un perro, ya que puede llegar a molestarles mucho.
6. Cogerlos de la cara y darles palmaditas en la cabeza
Otra cosa que hacemos muy a menudo es cogerles de la cara para apapacharlos y darles palmaditas en la cabeza; eso es un error, pues no lo llevan muy bien. Que les cojamos de la cara hace que se queden bloqueados, se sienten atrapados, pues es algo que entre ellos no hacen. Las palmaditas o golpecitos en la cabeza les molestan e incluso pueden hacerles algo de daño. A una mano por encima de ellos la entienden como dominante; si además les da golpes en la cabeza, los inquieta mucho. Para nosotros se trata de gestos muy normales, pero para ellos tienen significados diferentes, por eso deberemos intentar no hacerlo. Si quieres acercarte a saludar a un perro, es mejor que lo hagas un poco de lado, sin mirarle fijamente y extendiendo un poco la mano, permitiéndole que te olfatee y conozca; una vez que te acepte podrás acariciarle.
7. Besos y abrazos en exceso
Tal vez amas poner tus brazos alrededor de tu amigo canino; pero la mayoría de los perros odian los abrazos. Los cánidos no tienen brazos y no abrazan. En lugar de camaradería, si un perro coloca una pata en la parte trasera de otro perro, es considerado como un acto de dominación. Independientemente de tus intenciones con los abrazos, un perro está cableado para ver el acto de abrazar como si quisieras ejercer dominio sobre él. Muchos perros toleran con gracia, sin embargo, algunos se sienten amenazados, temerosos o de plano detestan la sensación; además, el mismo perro que goza de abrazos de una persona en específico podría reaccionar completamente diferente con otro miembro de la familia que trata de hacer lo mismo.
Si te estás preguntando si tu perro odia tus abrazos, solo presta atención a su lenguaje corporal cuando lo abraces. ¿Luce tenso?, ¿inclina la cabeza lejos de ti?, ¿evita siquiera un indicio de contacto con los ojos?, ¿lame sus labios?, ¿mantiene la boca cerrada?, ¿tira sus orejas contra la cabeza? Todos estos son signos de que un perro está incómodo; sí, incluso el perro que se lame los labios mientras alguien se acurruca en él no está demostrando que esté extasiado de alegría, sino que es un comportamiento sumiso, incluso nervioso. Así que la próxima vez que quieras ir por el abrazo, presta mucha atención a si el perro se siente cómodo con ello. Después de todo, estás poniendo tu cara junto a un conjunto de dientes afilados.
8. Salir a caminar sin que tu perro pueda explorar y olfatear
Hay de paseos a paseos. Sin duda es importante tener un perro que sabe caminar obedientemente con una correa. Pero también es importante permitirle que tenga tiempo para explorar su entorno mientras camina. Los perros prácticamente ven con sus narices y ponen tanta importancia en su sentido del olfato como los humanos le damos a nuestro sentido de la visión para interpretar el mundo que nos rodea; detestan no poder disfrutar de su mundo por lo menos durante unos minutos al día y que los seres humanos se centren en llevarlos de paseo con el único fin de que hagan ejercicio o vayan al baño. Realizamos la misma vieja ruta, a menudo sin ninguna variedad o sensación de placer, y demasiado de prisa para llegar a casa de nuevo.
Alegra la vida de tu perro y dedícale uno de sus paseos diarios para tener un “paseo de olor” –ir lento y dejar que tu perro recorra el mundo con su nariz-. Hay que ir a algún lugar completamente nuevo, explorar un barrio o sendero diferente, dejar que tu perro olfatee un lugar hasta que haya obtenido su esencia, aunque sea por unos minutos antes de seguir adelante.
9. Vestirlos innecesariamente
Por supuesto, si hace mucho frío o necesitamos cubrir alguna parte del cuerpo de nuestro perro por alguna herida o problema, vestirle con un jersey o con ropa especial para ellos, incluso con botas especiales, está bien y en estos casos es recomendable. Lo que no soportan, al menos la mayoría de ellos, es que les vistamos porque sí, con elementos meramente decorativos y para nada funcionales. No se sienten cómodos si no pueden andar bien o si llevan algo que no se puedan quitar cuando quieran. Algunos aprenden a tolerarlo, pero muchos no entienden por qué alguien se les acerca mucho, los mira fijamente o incluso se ríen de ellos; aunque para nosotros sea de forma cariñosa, ellos no lo entienden, solo perciben que llaman mucho la atención y se ponen nerviosos. Incluso sienten que otros perros no se atreven a acercarse a ellos, cosa bastante normal, pero que les causa rechazo y, a la larga, malestar emocional.
10. Asearlos muy a menudo
Para nosotros es normal asearnos cada día; para los canes no. Ellos se mantienen limpios a su manera, necesitan su olor corporal para comunicarse con los demás. Así que si los aseamos muy seguido no les estamos haciendo ningún favor. Una cosa es que si se ha ensuciado mucho lo limpiemos; otra muy distinta es que los estemos bañado cada dos por tres con champús con olores que nos encantan y además los perfumamos. Esto a ellos no les va. Les gusta oler a ellos mismos y los olores fuertes de los productos que usamos les pueden molestar mucho.
Es bueno que bañemos a nuestro perro en casa o en la peluquería canina de vez en cuando, pero no podemos hacerlo muy a menudo porque, además de que necesitan su olor para comunicarse, estaremos dañando las capas de protección natural de su piel y podemos acabar provocándoles algún problema de salud. Podemos asearlos sí, pero sin excedernos.
11. Tener dueños aburridos o estar solos mucho tiempo
¿Sabes cómo se siente estar obligado a pasar tiempo con alguien que es completamente aburrido? Piensa. Así se siente tu perro cuando estás ocupado siendo un adulto aburrido. Los perros aborrecen estar con alguien así, ¡y es difícil no serlo! Llegamos a casa del trabajo y queremos despejarnos, hacer algunas tareas, la cena y tirarnos en el sillón a relajarnos. Y eso es lo más molesto que les podemos hacer a nuestros perros, que han estado esperándonos todo el día para que juguemos con ellos.
Si tu perro está siendo problemático –comiendo zapatos o masticando las patas de las mesas– lo que está haciendo es demostrarte lo aburrido que está. Afortunadamente, hay una forma fácil y rápida para solucionar esto: juegos de entrenamiento. Enseñarle un nuevo truco, repasar los antiguos, jugar a “encontrar” su juguete favorito o salir y usar la caminata como una oportunidad para ganar agilidad urbana… son formas de estimular la mente y cuerpo de tu perro.
12. Obligarlo a que interactúe con perros o personas que no le agradan
Al igual que muchas otras especies sociales, los perros tienen sus amigos preferidos y sus enemigos. Es fácil ver con qué otros perros –y personas, para el caso– el nuestro quiere pasar el rato y aquellos con los que prefiere no asociarse. Es común que los propietarios excesivamente entusiastas empujen a su perro (a veces literalmente) a situaciones sociales en los parques con otros perros cuando su mascota preferiría ir a casa; o permiten a extraños dar palmadas a su perro, incluso cuando está mostrando signos claros de querer que lo dejen solo.
Es importante tener en cuenta que hay una diferencia entre el estímulo positivo con perros tímidos, temerosos o reactivos. Tomar pequeños pasos para animarlos a salir de su zona de confort y darles recompensas por cualquier cantidad de comportamiento social tranquilo y feliz, es importante para ayudarlos a vivir una vida equilibrada. Pero conocer la diferencia entre recompensas basadas en interacciones sociales y obligar a una interacción, es vital para la seguridad y la cordura de tu perro. Cuando son empujados demasiado lejos en situaciones sociales, son más propensos a arremeter con una mordedura o una pelea. Así que hazle un favor a tu perro: lee su lenguaje corporal que indica cuando no quiere estar cerca de otras personas, y no lo fuerces.
13. Comer la misma comida todos los días
Bueno, esto lo detestan los humanos y también los perros. Comer cada día el mismo tipo de croquetas y no variar jamás de sabor ni de textura es un aburrimiento absoluto, que desmotiva a cualquiera. Por eso, algunos perros pierden el interés cuando se les llama a comer o solo prueban un poco y vuelven a lo que andaban haciendo. Por suerte, en las redes existen recetas de fácil preparación que puedes intercalar con sus croquetas favoritas y de vez en cuando probar una nueva marca, presentación y sabor.
14. Que les soplen en la cara
Sí, esta es una gran contradicción. A los perros no les gusta que les soplemos en la cara y, sin embargo, les encanta sacar la cabeza por la ventanilla del coche cuando vamos a toda velocidad, mientras les da el viento. ¿Te has dado cuenta de esto? Por supuesto, nadie ha podido entrevistar a un perro para hacerle esta pregunta, pero la opinión general es que a los perros les gusta sacar la cabeza por la ventana porque son curiosos. Muchos perros no tienen la suficiente altura para lograr una vista panorámica del mundo exterior desde el asiento delantero, y muchos son demasiado pequeños para mirar hacia adelante o hacia atrás desde el asiento trasero. Asomar la cabeza por la ventana es una buena manera de ver los alrededores y disfrutar al mismo tiempo de una linda brisa fresca.
No obstante, soplarle a un perro en las orejas, aunque se haga con cuidado, puede lastimarlo, no porque la piel sea muy suave o los nervios muy sensibles, sino por el ruido del soplido. Una de las formas en que el veterinario prueba si un perro está sordo es soplándole en las orejas con un embudo; si el perro no se enoja, esto es indicación de sordera. Entonces, si bien nos puede parecer divertido soplarle en las orejas a un perro, hay que pensar que percibe lo mismo que un humano cuando oye arañar un pizarrón. La frecuencia del sonido los vuelve locos.
15. Burlarte de un perro
Esto debería ser obvio: ni a ellos ni a nosotros nos gusta que se burlen de uno. Aunque muchas personas piensan que es gracioso, no le ladres a un perro mientras pasas cerca de él en la calle; no saludes o hables a uno que está ladrando mientras te encuentras detrás de una ventana o puerta; no tires de su cola… La lista puede seguir y seguir, pero no hagas algo que pondrá rabioso a un perro solo porque piensas que es gracioso. No lo es para él y puede dar lugar a problemas graves de conducta como que luzcas algunas nuevas marcas con forma de dientes de perro.
Como te puedes dar cuenta, tener un perro como mascota conlleva una mayor responsabilidad y compromiso de lo que muchas personas piensan. Por eso si tienes perro o quieres tenerlo, toma en consideración sus necesidades y dale mucho cariño.