Una de las cosas más difíciles que tenemos es tomar decisiones que nos hagan elegir entre dos seres que amamos profundamente, lo que implica alejarnos de uno y quedarnos solamente con los buenos recuerdos.
Y este es el caso de Liz Haslam, una amante de los animales y quien se encarga de rescatar y cuidar a perritos en situación de calle.
¿Cómo comenzó todo?
Una de las historias de Liz inició desde su infancia, pues su amor por los animales fue algo que siempre ha estado presente en su vida.
Por otra parte está su bello romance, pues conoció al amor de su vida a la edad de 16 años y al terminar la escuela llegaron al altar para estar casados durante 25 años y tener un hijo en común llamado Ollie.
Su propio cuento de hadas
Después de su matrimonio Liz se mudó a la casa de campo de los padres de su esposo Mike, que se encontraba en Barnham, Suffolk, la que tenía más de 2 kilómetros cuadrados de terreno libre, por lo que muchos dirían que era espacio suficiente para una vida con libre esparcimiento para la crianza de su pequeño Ollie y la vida en familia.
Sin embargo ninguna de las cosas maravillosas que tenían en su vida amorosa fue suficiente para hacer que la relación triunfara sobre todos los obstáculos y terminó en divorcio.
¿Cuál fue el motivo de la separación?
Al contar con tanto espacio libre en la casa en que vivían, Liz decidió iniciar un negocio que más que ganancias económicas la llenaría de satisfacción y amor. Se trata de BedForBullies, una fundación que da refugio a los perros bulldog terrier en situación de calle.
Sin embargo, Mike sintió que ahora la vida de Liz giraba en torno a los animales pues algunos de ellos tienen problemas médicos y de comportamiento, por lo que no todos pueden ser reubicados, y él sentía que ahora su matrimonio pasaba a segundo plano, por lo que la hizo elegir entre su matrimonio o el refugio.
“Los perros o yo”, dijo Mike
Después de varias situaciones en las que Liz priorizaba a los perritos, Mike se hartó y sin pensar en lo que llegara a pasar enfrentó a su hoy exesposa y le dijo “los perros o yo”, por lo que Liz asegura que desde entonces no ha visto ni sabe nada de Mike.
Pensé que, después de 25 años, él debía saber que renunciar a los perros no era en lo absoluto parte de mis intenciones. Él supo desde el momento en que nos casamos de qué se trataba. No sé qué esperaba.
—Liz Haslam
¿El divorcio lo causó BedForBullies?
Realmente no fue así, Liz había crecido en un ambiente donde siempre hubo contacto con los animales, debido a que su madre criaba West Highland Terriers y su padre era dueño de un negocio de alimentos para animales.
Además ella aseguraba que las cosas con Mike no iban nada bien.
Nos separamos cada vez más. Él estaba muy metido en su trabajo y no me dejó opción. No quería ser una mujer de un hombre adicto al trabajo, así que yo me refugié en quien sí me daba cariño: mis perros.
—Liz Haslam
¡BedForBullies sigue creciendo!
A pesar de lo que muchos creerían, Liz supo manejar su divorcio de la mejor manera y además de ello ha hecho crecer su refugio, pues pasa alrededor de 18 horas de su día cuidando de los perros, mientras los saca a pasear y gasta cientos de dólares cada mes en los medicamentos que necesitan.
La fundación sigue siendo una organización benéfica, donde ella se encarga de asilar animales que algunos otros refugios no aceptarían y donde ha admitido alrededor de 200 perros y continúa albergando aún más de ellos.