Cuando la fotógrafa María Sharp, de 23 años, se dio cuenta de que su perra y compañera de vida Chubby tenía ya 16 años de edad y pronto podría morir, decidió celebrar su vida posando para una reconfortante y conmovedora sesión de fotos hecha su amiga, la también fotógrafa Suzanne Price.
María empezó por desenterrar las fotos viejas de ella y Chubby desde que ésta llegó a su vida, cuando tenía 7 años de edad. A partir de que empezó a interesarse por la fotografía, su perra terminó siendo su modelo favorita.
Chubby falleció poco después de la sesión fotográfica, pero es increíble ver que sus últimos momentos los pasó en los brazos de su cariñosa dueña.
El día que Chubby llegó a casa, María estaba realmente emocionada, ¡por fin tendría algo propio qué cuidar y amar!
Sus fotos favoritas son cuando carga a Chubby. Aún de adulta seguía cargándola, a pesar de que la perra nunca fue aficionada a los brazos asfixiantes de su dueña.
María era para Chubby algo más que una simple mejor amiga.
Cuando creció, su perra eligió el baño para dormir todo el tiempo.
¡Era tan amorosa con las personas, incluso con las que no conocía!
Más que una perra, Chubby era una compañera en cualquier momento, hasta para tomarse selfies junto a su dueña.
Además era fotogénica. Ganó el concurso “Selfie de tu mascota” que organizó su consultorio veterinario. Para María fue muy divertido que reconocieran la ternura de su fiel amiga.
Con los años el deteriorio en la salud de Chubby fue inevitable. Primero le detectaron cataratas.
Después perdió su audición, la fuerza de sus patas, y comenzó a tener problemas para dormir.
Con el pasar de los días las cosas sólo empeoraron. Empezó a vomitar y dejó de comer. Recibió medicamento para controlar las náuseas, pero no funcionaron.
Fue entonces cuando María Sharp decidió hacer una sesión fotográfica para despedirse de su mascota, pues al parecer, no le quedaba mucho tiempo a su lado.
A Chubby se le realizaron estudios de sangre, y los resultados fueron buenos; por lo que su dueña decidió tómarle rayos X. Fue cuando se dio cuenta que tenía cálculos biliares.
La cirugía era la única solución para que su mascota mejorara, sin embargo, sabían que estaba muy débil para soportarla.
Tomamos la decisión de que lo mejor era dejarla ir. Estoy escribiendo esto antes de que muera, porque sé que si espero hasta que ella se haya ido mi cerebro estará destrozado y no seré capaz de escribir a través de tantas lágrimas