Hace algunos años, Lukasz Muniowski viajaba en bicicleta con su esposa Natalia cuando algo llamó su atención. La cabeza de un perro se estaba asomando de una zanja al lado de la carretera en un campo de Polonia. Decidieron detenerse y pronto se dieron cuenta que el cachorro estaba herido.
La espalda de la perrita tenía una forma extraña y sus patas traseras tambaleaban y rara vez tocaban el suelo. Esto hizo que Muniowski y su esposa estuvieran más decididos a ayudarla. Luego de sacarla de la zanja, la pareja le dio una nueva oportunidad de vida al adoptarla y llamarla Bobby.
Lukasz Muniowski actuó de la forma más noble posible
Cuando Lukasz finalmente ganó la confianza de Bobby, él la levantó y la abrazó. Bobby estaba muy delgada y sucia, pero lo que realmente les preocupaba era que una de sus patas traseras parecía estar colgando como si fuera un pequeño hilo.
La pequeña tenía más de un mes lastimada
Cuando la llevaron con el veterinario descubrieron que lo más probable es que hubiera sido golpeada por un automóvil o que hubiera quedado atrapada en una trampa de caza. Bobby estaba tan herida, que el veterinario no estaba seguro de qué clase de calidad de vida tendría, especialmente porque no tenía una familia que se encargara de sus cuidados. Durante una entrevista para el sitio The dodo, la pareja contó su historia.
El veterinario sugirió que la dejáramos porque no tenía sentido hacerla sufrir si no era nuestra. Fue cuando tomamos la decisión de adoptarla. Nos miramos el uno al otro y de inmediato supimos que queríamos tenerla.
Una de sus patitas tuvo que ser amputada
El veterinario hizo lo que pudo por Bobby, pero no quiso operarla con sus patitas rotas, pensaba que sería demasiado arriesgado. Muniowski y su esposa buscaron a otro veterinario que quisiera operarla, aunque por desgracia una de sus patas traseras tuvo que ser amputada, los huesos de la otra fueron reparados. Cuando Bobby se curó, el veterinario le preparó un soporte para ayudarla a caminar.
No creían que pudiera volver a caminar
Recuerdo que hacía como que corría cuando estaba dormida y eso nos entristecía, porque pensamos que nunca volvería a correr. Hasta que una noche, durante un paseo corto, estaba tirando de su correa, así que decidimos correr y ella corrió con nosotros. De nuevo estaba feliz.
Ahora Bobby vive una vida feliz
A Bobby le encanta hacer cosas que otros perros hacen, como perseguir pelotas, explorar en el bosque y oler todo lo que puede. Pero lo más importante es que ama pasar tiempo con su familia.