Esta historia comprueba que nunca se debe juzgar al libro por su portada. Lo digo por aquel negativo estereotipo en el que tenemos a los motociclistas, pues a pesar de su imponente apariencia llena de rudeza, estos chicos guardan una debilidad demasiado dulce, pues al parecer no pueden resistirse… ante un pequeño gatito.
Pat Doody es un motociclista de 32 años de edad al que le gusta viajar por toda América, y aunque tiene una mirada dura su corazón es blando. Durante una de parada en la estación de gasolina escuchó el maullido de un gatito; rápidamente fue en su busca y, al encontrarlo, se percató de que el inofensivo felino había sufrido graves quemaduras. Lo levantó en sus brazos, lo metió en su chaleco y salió a la carretera.
No había tiempo que perder
Aún le quedaba un largo camino por recorrer para salvar la vida del minino y las quemaduras no se veían nada bien.
Bebé a bordo
A toda velocidad, Doody rodó desde Nevada hasta New Jersey, en Estados Unidos. Durante el trayecto el gato se convirtió en su mejor compañero y lo llamo Party Cat.
Rápido alivio
Tras recibir los auxilios necesarios, Party Cat mejoró notablemente. Luego, dejó de comer las sobras de comida que tiraba la gente; ahora solo consume comida para gato.
Es un jinete dócil
“Él se cuelga en mi chaleco cuando estamos en camino. Nunca he conocido a un gato tan tranquilo”.
Party Cat es amante de la aventura y no le molesta viajar por carretera o dormir en una tienda de campaña junto a un mono de peluche, siempre y cuando Doody esté a su lado.
También es el alma de la fiesta
Doody cuenta que en su camino se detuvo en Ohio para ver un concierto de rock, donde Party Cat se robó el show con su dulzura.
¡Por fin en casa!
Ahora los dos están en su casa en Nueva Jersey y Party Cat comparte el hogar con una pit bull llamada Rosie. El gatito parece saludable y todo el mundo está feliz.