A casi tres años de estar en prisión y haber sido condenada injustamente, el pasado 20 de diciembre se hizo justicia y Aurelia García Cruceño, una joven indígena guerrerense, fue puesta en libertad después de ser acusada de homicidio en razón de parentesco tras un aborto involuntario, embarazo que fue el resultado de un abuso sexual.
Este caso lleno de irregularidades fue dado a conocer por la Red Guerrerense por los Derechos de las Mujeres, que contó que Aurelia fue víctima de violación sexual, cometida por un hombre de 50 años que formaba parte de la autoridad comunitaria de su natal Xochicalco, municipio de Chilapa de Álvarez, Guerrero. Como resultado del abuso, la joven quedó embarazada y meses después sufrió un aborto involuntario.
El aborto de esta chica sucedió cuando se encontraba en el octavo mes de embarazo. Tras perder mucha sangre, fue llevada al hospital para que recibiera atención médica y al despertar en la clínica, fue detenida, condenada, sentenciada y apresada en el centro penitenciario en Iguala, Guerrero, acusada de haber matado a su hijo.
Sin entender nada de lo que pasaba, ya que, en ese entonces, Aurelia tenía apenas 19 años y no hablaba español, los abogados a cargo de su “defensa” le aconsejaron que aceptara su culpa y así solo pasaría 13 años en la cárcel o, de lo contrario, iba a ser condenada a 50 años de prisión. Además, la información se la dijeron en español, por lo que la chica no entendía del todo lo que le decían, pues no le proporcionaron un traductor a su lengua materna.
Tras la injusticia cometida en su contra, el pasado 18 de enero de 2022, la magistrada, Indalecia Pacheco León, interpuso una apelación para reabrir el caso y retomar el proceso penal. Tras llevarse a cabo cinco audiencias y luego de que no se encontraran elementos suficientes que acreditaran que Aurelia había cometido el delito que se le imputó, la jueza Mariela Alfaro Zapata falló a favor de su libertad.
¡Hoy es libre! La sentencia fue absolutoria. Sin embargo, aún quedan muchos pendientes por resolver, para ella y para las mujeres que se encuentran recluidas por algún delito relacionado con el aborto.
– Red Guerrerense por los Derechos de las Mujeres
Absuelta del delito de homicidio en razón de parentesco, ante la ley, esta joven indígena limpió su nombre y fue desechada toda prueba en su contra. A casi tres años de permanecer en prisión, Aurelia obtuvo su libertad y, en compañía de su madre, Agustina, y de su padre, Alberto, así como de sus abogadas defensoras, Verónica Garzón Bonetti y Ximena Ugarte Trangay, dio sus primeros pasos fuera de prisión.
Asegurando que aún queda mucho trabajo por hacer, las activistas femeninas de la Red Guerrerense por los Derechos de las Mujeres dijeron que este solo es el primer paso en su lucha contra la discriminación a las mujeres indígenas que, como Aurelia, les es negado el derecho a un aborto legal y seguro.