La policía de Haringey, Londres, anunció la mañana del sábado 10 de agosto la aparición de la popular youtuber inglesa Marina Joyce, quien había sido reportada como desaparecida desde el pasado 31 de julio.
“Habíamos pedido ayuda para localizar a Marina Joyce, de 22 años, reportada #desaparecida en #Haringey; ella ha sido localizada y está segura y bien”, publicó la policía del distrito londinense en su cuenta de Twitter.
El caso de Joyce había generado una gran expectación en las redes debido a que en 2016 sus seguidores notaron que en algunos videos se observaba más delgada, pálida e incluso con algunos pequeños moretones. En ese tiempo la joven aclaró en una entrevista que los golpes eran producto de una excursión en el bosque y que se encontraba bien, pero sus seguidores temían un nueva agresión como la que ella había denunciado en 2014 por parte del también youtuber Sam Pepper.
A tres años de esa situación, Marina fue reportada como desaparecida y su fotografía y datos fueron publicados por Missing People del Reino Unido; según se dio a conocer, la última vez que la joven de 22 años había sido vista fue el 31 de julio.
Después de 10 días de no saberse nada de la estrella de internet, las cuentas oficiales de Missing People y la policía de Haringey informaron la mañana del sábado 10 de agosto que Marina había sido localizada y se encontraba bien, sin dar mayor explicación.
La supuesta ausencia de la youtuber con más de 2.1 millones de suscriptores en su canal de videos generó tendencia en las redes y una serie de especulaciones de todo tipo: desde quienes se mostraron contentos porque la joven está bien, pasando por los que manifestaron su idea de que se trata de una persona afectada en su salud mental, hasta los que consideran que con esto busca atraer más vistas y seguidores a sus cuentas; otros más pidieron que se le aplique una multa “por hacer perder el tiempo a la policía”.
Quienes la siguen esperan que pueda emitir a través de redes una declaración sobre lo sucedido, ya que hubo teorías que aseguraban que Joyce susurraba “ayúdame, por favor” en alguno de sus videos o realizaba movimientos oculares que transmitían una alarma.