El pasado lunes 12 de febrero de 2018, a las ocho de la noche, el Museo de Arte Moderno (MoMa), en Nueva York, fue el recinto elegido por la mujer más elegante de la moda actual: Carolina Herrera, de 79 años, para presentar su último desfile como directora de su propia marca. Tras haber anunciado hace algunos días que había tomado la decisión de retirarse, la expectativa fue enorme, pues este sería su despedida como una de las diseñadoras más importantes a escala mundial.
En el marco de la Semana de la Moda en Nueva York, la pasarela estuvo marcada por el buen gusto y estilo que caracterizó por 37 años el trabajo de Herrera. Desde los básicos como el blanco y negro, hasta colores sencillos y prendas que si bien no son extravagantes, son muestra de que una mujer puede ser sexi sin necesidad de enseñar.
Encontró su vocación
Herrera fundó su propia casa en 1981 a su llegada a Nueva York, cuando contaba con 42 años. Pronto sus diseños se convirtieron en un gran éxito, tanto que en 1982 ya vestía a la princesa Isabel de Yugoslavia, Ivana Trump, Kathleen Turner y Nancy Reagan. Durante 12 años vistió a Jacqueline Kennedy Onassis e incluso diseñó el vestido de novia de su hija Caroline. En una ocasión creó un hermoso vestido para la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama.
Lo que ayudó a que su trabajo se hiciera reconocido fue su amistad con personajes reconocidos de aquella época, desde Mick y Bianca Jagger a Andy Warhol, y por supuesto el apoyo de Diana Vreeland, la todopoderosa editora de Vogue, puesto que ocupa actualmente Anna Wintour, quien en alguna ocasión declaró:
Cuando queremos que alguien se sienta especialmente glamoroso en las páginas de Vogue siempre pensamos en Carolina Herrera. Ella personifica el poder y la positividad del estilo americano más sofisticado y elegante. Ella ha sido y sigue siendo la representación de lo chic para tantas y tantas mujeres.
La venezolana tuvo la admiración del público y sus vestidos fueron usados por celebridades como Nicole Kidman, Renée Zellweger, Amy Adams, Jessica Alaba, Blake Lively, Angelina Jolie, Kristen Stewart, Salma Hayek, entre otras, gracias a que supo interpretar los gustos y necesidades de las mujeres que amaban el lujo y la elegancia, alejándolas de los excesos.
Se retira como las grandes
Después de haber tomado la decisión de dejar el cargo como directora creativa de la firma para dedicar más tiempo a su gran familia, la gran Carolina cedió el cetro de su empresa a Wes Gordon, de 31 años de edad, quien presentó sus diseños en Nueva York entre 2010 y 2016, y que en el último año ha trabajado como consultor creativo para Carolina Herrera.
Estoy encantada con la evolución de la compañía en estos 37 años. Nuestro éxito ha sido tremendo y un verdadero sueño. Todavía hay muchas oportunidades y espero seguir representando la casa y a nuestros proyectos en todo el mundo.
Y es que esta no es una despedida definitiva, puesto que Carolina seguirá representando a la firma, pero en calidad de embajadora. En una entrevista con The New York Times, aseguró que no se está retirando, pero ha decidido avanzar.
Sus amigos estuvieron con ella
Entre las personalidades presentes durante el último desfile de Herrera se encontraba su amigo y colega Calvin Klein, quien se retiró del mundo del diseño desde hace algunos años, pero no podía faltar en una fecha tan importante.
Guardo muchos recuerdos. Llevamos 40 años siendo amigos. Íbamos juntos de clubes y de restaurantes muy a menudo en los 70. Carolina siempre ha sido una señora. Siempre ha sido la más grande, la más bella y la más graciosa del lugar. Es estupenda y menudo legado deja, la ropa ha sido una maravilla, con esos colores, tan mágicos, las telas.
Carolina sigue presente
El desfile para la temporada otoño de 2018 comenzó con la estampa de la firma, una camisa blanca combinada con una falda negra y otra con un pantalón. La influencia del nuevo director de la firma se hizo presente con los colores vibrantes y los motivos grandes de felinos, como tigres y panteras blancas y negras. Finalmente, el show terminó justo como inició: Carolina usando su clásica camisa blanca y recibiendo un enorme ramo de rosas.