Tal parece que muchas pequeñas estrellas del mundo del espectáculo acarrean algún tipo de maldición que les impide llevar una vida tranquila: Macaulay Culkin aparecía de vez en cuando en los medios con un notable deterioro físico; Lindsay Lohan ha preocupado a sus seguidores por su comportamiento errático; Selena Gomez ha salido y entrado varias veces de instituciones mentales; Demi Lovato ha estado constantemente en rehabilitación para tratar sus adicciones… Pero una de las estrellas a la que peor le fue es a Amanda Bynes.
Bynes, actriz infantil de Nickelodeon, empezó a actuar desde los siete años pero se convirtió en una estrella al protagonizar éxitos como Un gran mentiroso y Una chica en apuros. Sin embargo, a medida que fue creciendo su vida se llenó de excesos y su comportamiento distaba mucho de aquella inocente actriz juvenil que vimos en Lo que una chica quiere. Pero el 2018 hizo algo bien y le dio a Amanda el regreso que tanto se merecía.
Todo empezó con Una chica en apuros
Después de luchar con problemas mentales, abuso de sustancias y su temprano retiro de la actuación a los 24 años, Bynes al fin se sintió lista para hablar con la revista Paper sobre los demonios que la atormentaban.
Según cuenta, su deterioro empezó después de actuar en Una chica en apuros pues sufrió depresión durante seis meses porque, de acuerdo con ella, no le gustó cómo se veía siendo un chico, así que mirarse con cabello corto “fue como una bofetada” y cayó en un espiral de tristeza y baja autoestima.
A partir de ese momento se obsesionó con su apariencia y cuando fue elegida para participar en Hairspray en el 2007 recuerda haber leído un artículo sobre unas pastillas “milagrosas” conocidas como “la nueva píldora para adelgazar”: adderall. Así que visitó a un psiquiatra y fingió los síntomas del trastorno de déficit de atención para obtener la prescripción.
Cuando estaba grabando Pase libre, recuerdo encontrarme en el tráiler y masticar las tabletas de adderall porque pensaba que ‘me elevaban’. Masticaba un montón y literalmente estaba despistada y no podía concentrarme en mis líneas ni memorizarlas.
Pero el fármaco en vez de hacerla ver como ella quería la hizo enfocarse de manera obsesiva en cada pequeño detalle de su cuerpo y fue cuando decidió abandonar el set para no volver jamás.
Aislamiento, excesos y Twitter
A los 24 años Amanda anunció su retiro de la actuación por medio de Twitter y al hacerlo admite que sintió que su vida carecía de propósito. Con tanto tiempo libre en sus manos se encerraba todo el día en su casa, sola, bajo los efectos de estupefacientes y lanzando insultos en redes sociales. Entre las celebridades a las que ofendió están Rihanna, Chrissy Teigen y Courtney Love.
Con frecuencia hablaba sobre su peso, sus cirugías plásticas, publicaba selfies borrosas en baños públicos durante fiestas y se quejaba de las revistas que publicaban “fotos feas de su antiguo yo”. Poco tiempo después de sus arranques en Internet fue ingresada en un centro psiquiátrico en Los Ángeles por provocar un incendio en la entrada de la casa de un desconocido.
No puedo regresar el tiempo, pero lo haría si pudiera. Y lo siento mucho por aquellos a quienes lastimé y mentí, porque esto verdaderamente me corroe por dentro. Me hace sentir tan horrible, me enferma y me entristece. Todo por lo que trabajé durante toda mi vida lo arruiné en Twitter. Pero definitivamente no fue culpa de Twitter, fue mi culpa.
“Espero que otros puedan aprender de mis errores”
Con ayuda de sus padres ha logrado estar sobria por cuatro años y ahora la vida pinta diferente para la actriz. En este tiempo se ha enfocado en terminar su carrera de Diseño de Modas, admite que le gustaría sacar su propia línea de ropa y, quizá, volver a la actuación.
Mi consejo para cualquier persona que esté luchando contra el abuso de sustancias sería tener mucho cuidado, ya que las drogas pueden apoderarse de su vida. Todo el mundo es diferente, obviamente, pero para mí la mezcla de todas estas sustancias realmente arruinó mi cerebro; al consumir me convertía en una persona completamente diferente. De verdad soy una buena persona. Nunca sentiría, diría o haría ninguna de las cosas que hice y dije a las personas que lastimé en Twitter. Tengan mucho cuidado, podrían perderlo todo y arruinar su vida como lo hice yo.