A menudo, muchos de los niños actores que consiguen volverse famosos a muy corta edad son explotados por uno o ambos padres. Lamentablemente, este también fue el caso de los gemelos Dylan y Cole Sprouse.
Recientemente, durante el podcast Call Her Daddy, Cole, de ahora 30 años, relató lo mucho que él y su hermano sufrieron de niños debido a los problemas de adicción de su madre. Sumida en las drogas y el alcohol, Melanie Wright malgastó toda la fortuna que de pequeños ganaron con su trabajo.
Estos bellos gemelos comenzaron su camino en el mundo del entretenimiento cuando apenas tenían ocho meses de edad, con participaciones en algunos comerciales y diversas actuaciones en series.
Tiempo después, ambos niños actuaron con Adam Sandler en Un papá genial. Seguro recuerdas a Cole en la serie Friends, cuando interpretó a Ben Geller, el hijo mayor de Ross. Sin embargo, según contó el actor de Riverdale, el dinero se esfumó.
Perdimos todo lo ganado en ‘Friends’ y ‘Un papá genial’. Mi madre era maravillosa y muy artística, pero era la persona más irresponsable que te puedas imaginar con el dinero. Creo que era la consecuencia de algún tipo de mezcla de adicción e inestabilidad mental y, probablemente, esa sea la mayor herida de mi vida.
Además, el actor de A dos metros de ti recordó que cuando tenían sólo 10 añitos, se enfrentaron a la complicada situación de ver a sus padres pelear en los tribunales por su custodia, ya que, al parecer, su padre sólo quería que tuvieran una infancia normal.
Tanto mi hermano como yo pasamos por una larga batalla judicial alrededor de los diez [años], mi madre perdió la custodia y fue entregada a mi padre.
De igual manera, el protagonista de Moonshot reveló que luego de pensarlo detenidamente, su padre dio su autorización para que ambos aparecieran en la serie de Disney Zack y Cody: Gemelos en acción. Este proyecto les ayudó bastante a retomar sus vidas. Finalmente, a pesar de todo, Cole dijo no arrepentirse de haber sido un actor infantil.
Para cuando mi hermano y yo llegamos a Disney Channel, éramos buenos. Fue una gran ayuda para nosotros. Fue, en muchos sentidos, un espectáculo que salvó nuestras vidas. Nos proporcionó una cantidad de estabilidad, consistencia, y rutina, que realmente mi hermano y yo necesitábamos en ese momento.