Hemos sido testigos de la larga lucha de Daenerys Targaryen en Game of Thrones, una batalla constante por ganarse el trono. Es una luchadora que pasó de ser la Khaleesi de la tribu Dothraki hasta convertirse en la Rompedora de Cadenas de los esclavos.
Pero parece que la sangre guerrera no solo fluye en el personaje de Daenerys, sino también en Emilia Clarke que ha confesado cómo atravesó dos aneurismas que pusieron en peligro su vida.
¿No más Khaleesi?
Emilia sufrió el primer aneurisma en 2011 cuando se encontraba entrenado en un gimnasio. En el baño, con náuseas y constante dolor, supo que algo no estaba bien e inmediatamente llamaron a emergencias. Por fortuna, Clarke fue operada a tiempo pues un tercio de los pacientes afectados mueren de inmediato o poco después. Por si fuera poco, después de la operación la actriz padeció de un ataque de afasia que afectó su capacidad de hablar.
Así fue cuando, mientras todos adorábamos a la madre de los dragones en la serie televisiva, Emilia luchaba por su vida…
Una verdadera rompedora de cadenas
Logró recuperarse lo suficiente para rodar la segunda temporada de GOT, pero su cuerpo aún resentía el trágico suceso y, débil y con náuseas, bebía morfina para aplacar el malestar.
Para el 2013, cuando Clarke trabajaba en la tercera temporada de la serie y actuaba en una obra de teatro de Broadway, tuvieron que realizarle una segunda operación para eliminar el otro aneurisma que seguía dentro de su cerebro.
La recuperación fue aún más dolorosa. Parecía que había pasado por una guerra más espantosa que cualquiera que haya experimentado Daenerys.
La vida más allá de GOT
Hoy, la actriz puede dejar ese trago amargo atrás y continuar con su vida.
Con la cuenta regresiva de Game of Thrones tan cerca, Emilia está inspirando a otros con su fundación Same You (para quienes sufrieron o se recuperan de enfermedades neurológicas). Asegura que hablar de lo sucedido y compartirlo es un crear conciencia del peligro de esas afecciones, y se siente muy bien de poder abrirse a sus fans y agradecer su cariño incondicional.