La boda de Britney Spears fue digna de un cuento de hadas, tan digna que incluso tuvo un villano protagonizado por su mismísimo exesposo Jason Allen Alexander, quien irrumpió en el lugar de la ceremonia horas antes de la celebración.
Afortunadamente, Alexander fue detenido por el personal de seguridad y no llegó a provocar un percance mayor. Sin embargo, su acto lo llevará directo a los juzgados, donde ya enfrenta un juicio por acoso.
Según declaraciones de Richard Eubler, guardia de seguridad de Spears, mientras la cantante y Sam Asghari se preparaban para llegar al altar y jurarse amor eterno el pasado 9 de junio, Alexander transmitía su ingreso a la mansión, así como el intento de entrar a la habitación de la cantante, que estaba cerrada con seguro.
Eubler también contó que no era la primera vez que Alexander intentaban ingresar a la propiedad, pues días antes lo descubrieron tratando de entrar.
Estaba justo en la escalera y fue entonces cuando retrocedió y comenzó a sacar la mano del bolsillo. (…) Él solo estaba gritando por Britney.
Debido a sus actos, Alexander se enfrenta a juicio por un cargo de acoso agravado y varios delitos menores como allanamiento de morada, vandalismo y agresión. Hasta el momento el ex esposo de Spears se ha declarado inocente de los cargos, pero no estuvo presente en la audiencia, ya que se encuentra en prisión hasta que pague la multa de 100 mil dólares.
En caso de ser encontrado culpable, el ex de Spears podría enfrentarse hasta cinco años de cárcel sin derecho a fianza. En tanto a la cantante, ni ella ni su equipo de abogados han dado declaraciones al respecto.