Tener hijos biológicos es el mayor deseo de algunas parejas. Sin embargo, no todos cumplen este sueño, ya sea por desacuerdos en su pensar, condición económica o problemas de salud. Esto último es precisamente lo que le sucedió a los actores Hugh Jackman y Deborra-Lee Furness.
A pesar de su diagnóstico médico de infertilidad, la pareja no se dio por vencida y adoptó a dos pequeños, con quienes formaron una hermosa familia. Pero de acuerdo con la pareja, aunque la historia parece haber tenido un final feliz, en realidad todo fue un proceso lleno de dolor, altibajos, lágrimas y sonrisas que terminaron por cambiarlo todo.
Hugh Jackman se enamoró de Deborra-Lee Furness durante las grabaciones de un show televisivo. A pesar de su diferencia de edad, él logró conquistar a la actriz y rápidamente llevaron su relación al siguiente nivel, es decir, al altar, jurándose amor hasta que la muerte los separe.
Posteriormente intentaron tener hijos, pero no lograron concebir de manera biológica, por lo que optaron por realizar diversos tratamientos y terapias que al final solo terminaron por desgastarlos física y emocionalmente. Fue entonces que decidieron sumar a su vida a dos hijos adoptivos, Oscar y Ava.
No pienso en ellos como adoptados, son nuestros hijos. Deb y yo creemos en… supongo que podemos llamarlo destino. Sentimos que estas cosas suceden porque están destinadas a serlo.
– Hugh Jackman
A Hugh, el proceso de adopción le ayudó a reconcentrarse consigo mismo, con su pareja y el amor infinito que tiene para dar. Por su parte, Deborra afirma que este proceso cambió su vida por completo, pues ha tenido la oportunidad de explorar su maternidad y concientizar sobre el cuidado hacia otras personas.
Abrazamos completamente a los antepasados y a la familia extendida; son familia para nosotros. Y está ahí, aunque sea generacional. Puede ser sutil, pero está ahí.
– Deborra-Lee
Hugh y Deborra han hecho todo lo posible por brindarles un bienestar a sus hijos, se mantienen lejos de las cámaras, les hablan con la verdad y les permiten desarrollarse como a cualquier ser humano. Esto ha ayudado a que Oscar y Ava sean recíprocos en su amor y respeto, demostrando que la familia no es aquella con la que se comparte un lazo de sangre, sino aquella con la que se entrelaza el corazón.