Millie Bobby Brown, la intérprete de Eleven en Stranger Things, probó las mieles del éxito desde muy joven. Sin embargo, su ascenso a la fama no fue nada fácil. Si bien Millie alcanzó el rango de estrella mundial cuando tenía solo 14 años, tan pronto como se estrenó la primera temporada del exitoso show de Netflix, cuatro años antes, estuvo a punto de renunciar a la actuación.
A pesar de su corta edad, la estrella de Enola Holmes supo demostrar su talento en el papel principal de Stranger Things, aunque, contrario a los hermanos Matt y Ross Duffer, no todos confiaron en sus capacidades, al grado de hacerla dudar de sí misma.
Durante una entrevista reciente para la edición estadounidense de la revista Allure, “Mills” reveló que su carrera como actriz pendió de un hilo luego de una experiencia terrible con un influyente director de casting que le dijo que nunca llegaría a triunfar en Hollywood porque era “demasiado madura” para su edad. Millie, que entonces solo tenía 10 años, contó que las palabras de aquel hombre le afectaron tanto que desbordó en llanto.
Siempre supe que era madura y realmente no pude evitarlo. Nadie era tan madura como yo, [escuchar eso] fue realmente duro porque pensaba que [la madurez] era algo bueno. Y que me dijeran que no lo era, que no iba a triunfar en esta industria, fue muy doloroso. Me deprimí mucho por eso.
Confundida y dolida, para Millie, la madurez era una virtud y ser actriz era un sueño que, desanimada, estuvo a punto de abandonar. Por fortuna, como una última oportunidad de probar suerte en el mundo de la actuación, sus padres la motivaron a audicionar para el papel de Eleven ¡y el resto es historia!
Mis padres me dijeron: ‘Solo haz esta última audición grabada y luego puedes salir a jugar con tus amigos de nuevo’. Dije: ‘Está bien, sí, debería audicionar para esta porque parece interesante’.
Finalmente, Millie, de 18 años, reflexionó sobre el hecho de que desde muy pequeña se sintió atraída por la actuación, pues “siempre luchó con la identidad propia y con saber quién era”, por lo que ansiaba la posibilidad que ofrece poder “ser personas diferentes” debido a la magia del cine. ¡Ese director de casting se ha de dar de golpes contra la pared!
Al principio fue muy divertido. Y luego dije ‘Dios, realmente podría hacer cosas con la actuación. Realmente podría cambiar el mundo con esto’. Había algo en la actuación que me hacía sentir poderosa, impactante, como si pudiera inspirar a la gente.