Uno de los más grandes exponentes de la ópera mundial, el tenor español Plácido Domingo, fue señalado por nueve mujeres de haberlas acosado sexualmente e incluso de haber afectado sus carreras cuando se negaron a sus peticiones.
La agencia de noticias The Associated Press publicó una serie de testimonios en los que ocho cantantes y una bailarina relatan sus experiencias al respecto, presuntamente sucedidas a finales de la década de los 80; otras seis mujeres declararon sentirse incómodas con proposiciones hechas por la estrella de la ópera. También se expone que cantantes, bailarines, músicos de orquesta y personal general que han laborado con él dijeron haber presenciado comportamiento sexual inapropiado de su parte.
Nacido en Madrid, España, Plácido Domingo es, a sus 78 años, director de la Ópera de Los Ángeles, es el cantante que mayor variedad de papeles ha representado en la historia de la ópera (150) y suma más de cuatro mil actuaciones profesionales cantando, dirigiendo una orquesta, produciendo y componiendo.
Entre los premios que ha recibido se pueden contar la Orden del Imperio Británico y la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, así como reconocimientos populares como el Grammy, que ha recibido en varias ocasiones. Con los Tres Tenores, al lado de Luciano Pavarotti y José Carreras, Domingo produjo la grabación clásica más vendida de todos los tiempos.
Ante las imputaciones recibidas, el tenor y barítono emitió un comunicado en el que afirmó:
Las acusaciones de estas personas no identificadas, que se remontan hasta 30 años, son profundamente preocupantes e inexactas tal como se describen.
En su exposición, considera doloroso saber que pudo haber molestado a alguien o haberles hecho sentir incómodas, sin importar cuánto tiempo haya pasado y pese a sus “mejores intenciones”.
Sin embargo, reconoció que “las reglas y estándares por los cuales somos y debemos ser medidos hoy son muy diferentes de lo que eran en el pasado”; y tras 50 años de carrera expresó su compromiso de mantener los más altos estándares.
En la narración presentada por AP, solo una de las nueve mujeres entrevistadas permitió usar su nombre e imagen: Patricia Wulf, una mezzosoprano que cantaba con Plácido Domingo en la Ópera de Washington, las demás decidieron mantenerse en el anonimato pero relataron sus historias con patrones de comportamiento similares que incluían llamados del cantante a altas horas de la noche para citarlas en sus habitaciones de hotel o apartamento, con el pretexto de asesorarlas profesionalmente.
Según la agencia de noticias, se verificó que los datos ofrecidos por las entrevistadas fueran reales, refiriéndose a tiempos en los que coincidieron con el astro de la ópera y algunos detalles públicos de su interacción con él. La mayoría de las declarantes eran jóvenes e iniciaban sus carreras cuando fueron acosadas por Domingo, varias lograron con mucho esfuerzo evitar sus avances, pero otras cedieron por miedo a que tal rechazo influyera en sus incipientes carreras.
De las decenas de personas entrevistadas por AP, se pudo concluir que existe una tradición oral de advertir a las mujeres contra Plácido Domingo, ofreciendo el consejo de evitar la interacción con él a toda costa; muchas de las denunciantes dijeron sentirse inspiradas por el movimiento #MeToo para denunciar el acoso de la figura más prominente de la ópera mundial.
La publicación contiene descripciones explícitas de la forma en que, según las cantantes y la bailarina, eran perseguidas por el tenor e incluso detalles sobre encuentros específicos. “Decirle que no a él sería como decirle que no a Dios, ¿cómo le dices no a Dios?”, dijo una de las afectadas; otra bajó de peso drásticamente por la angustia que padecía ante el acoso y otra más afirmó luchar aún “con la sensación de decepción” hacia sí misma por no haber denunciado el hecho.
Patricia Wulf, la única entrevistada que permitió que se usara su nombre en la narración de su rechazo a las constantes insinuaciones de Domingo, dijo que aceptó hacer público el “secreto bien conocido” sobre el cantante…
Porque espero poder ayudar a otras mujeres a ser lo suficientemente fuertes como para decir que no.