Hace unos días, la revista People hizo una publicación en su cuenta de Instagram en la que promocionaba como exclusiva que la bailarina neozelandesa Peta Murgatroyd compartía la reciente pérdida de un embarazo. En la sección de los comentarios, la actriz Sharon Stone aprovechó para abrir su corazón e hizo una dura revelación.
En su post comentó que ella había pasado por nueve abortos involuntarios y mostró su crítica con los tabúes impuestos alrededor de estas situaciones, en especial después de que el Congreso de Estados Unidos aboliera la ley Roe vs. Wade, que protegía la libertad de una mujer embarazada de optar por un aborto sin restricciones gubernamentales.
Nosotras, como mujeres, no tenemos un lugar para discutir la profundidad de este tipo de pérdida. Perdí nueve hijos por aborto espontáneo.
Hay que recordar que después de nueve meses de relación, Sharon y Phil Bronstein decidieron casarse. Tras intentar tener hijos y sufrir dos abortos instantáneos, la pareja decidió adoptar a Roan en 2000. Un año después, la actriz sufrió un grave derrame cerebral y tiempo más tarde, al recuperarse, su matrimonio terminó.
Tras mudarse a Los Ángeles, California, Sharon adoptó a sus otros dos hijos y luchó por la custodia de su hijo mayor, ya que su padre la quería en su totalidad.
La protagonista de Bajos instintos ya había hablado de esta dura experiencia en su autobiografía La belleza de vivir dos veces y en declaraciones a la BBC, donde alabó la “hermandad global” que permite compartir este dolor con quienes lo han vivido. La actriz expuso su sentir cuando en las 36 horas siguientes a la pérdida de un bebé en el quinto mes de embarazo, las enfermeras estuvieron cerca de ella y la ayudaron.
No es poca cosa, ni física, ni emocionalmente, pero nos hacen sentir que es algo que debemos soportar solas y en secreto con una especie de sensación de fracaso en lugar de recibir la compasión, la empatía y la sanación que tanto necesitamos. El cuidado de la salud y el bienestar femenino desde la ideología masculina se ha vuelto laxo en el mejor de los casos, ignorante, de hecho, y violentamente opresivo.