Durante los últimos años, el tema sobre el sexismo laboral es cada vez más recurrente en el arte, el cine y la televisión. A principios de 2019, la marca de rastrillos y productos para hombre Gillette recibió una de las más grandes y fuertes oleadas de detractores gracias a su campaña The Best Men Can Be, la cual podríamos considerar fue una de las muy contadas ocasiones en que representantes de la comunidad masculina reconocen las fallas en su rol de género y la urgencia por desconstruir los estereotipos del hombre.
Pixar, uno de los pilares de la cultura pop millenial durante las dos últimas décadas, es el siguiente en abrir el debate con un cortometraje que hace una crítica al machismo en el mundo empresarial, y nos deja una increíble lección sobre el error que tanto hombres como mujeres estamos expuestos a cometer: convertirnos en algo distinto para encajar en la sociedad.
Conoce a Purl, la chica nueva
B.R.O. Capital (como su abreviatura lo sugiere: “bro” = “hermano”) representa al mundo laboral dominado por hombres. A este sistema de machos alfa que toman decisiones que definirán el rumbo de la empresa llega la joven y entusiasta Purl, una bola de estambre totalmente distinta a los nuevos compañeros oficinistas, pero con las mismas aptitudes para desempeñarse en su rama laboral.
Ante lo nuevo y desconocido en Purl, sus compañeros se cierran a la oportunidad de interactuar con ella, ignoran sus propuestas en junta e incluso la apartan del grupo, al que ellos denominan “de hombres”.
Decepcionada del trabajo, que en su momento fue un sueño hecho realidad, Purl decide retirarse antes de “incomodar” más en la empresa, pero justo antes de empacar sus cosas una idea se atraviesa por su mente y decide quedarse a intentarlo un poco más.
Al día siguiente, Purl es “uno de ellos”: se viste, camina y se conduce ante los demás igual que cualquiera lo haría: como un hombre, por lo que terminan por aceptarla. Cuando al fin Purl se siente “parte de un equipo”, que desde el principio pudo acogerla tal como era, una nueva bola de estambre se integra al equipo, y Purl no puede evitar sentir empatía con ella.
Finalmente, nuestra protagonista deja de imitar a sus colegas masculinos y entiende que jamás debió cambiar para sentirse bienvenida en un trabajo donde merece un lugar y respeto de sus compañeros, tal como ella es.