Por mucho tiempo se mantuvo el estereotipo de que ciertas profesiones u oficios eran solo para hombres o solo para mujeres: ellos tenían que dedicarse a tareas que involucraran la inteligencia y la fuerza, mientras que nosotras debíamos dedicarnos al hogar. Las cosas han cambiado y hay más apertura a que las mujeres se desempeñen en el trabajo que quieran y así llevar el pan a la mesa y poner un techo sobre sus cabezas. Sin embargo, para las mujeres pobres las cosas no son tan fáciles.
La arquitecta brasileña Carina Guedes era consciente de esta dificultad y en el 2014 fundó el proyecto Arquitectura en la Periferia, que ofrece a mujeres de bajos recursos capacitación para construir sus propios hogares, reduciendo al máximo el costo.
En las favelas, el padre, el marido o el albañil toman las decisiones sobre el hogar a pesar de que son las mujeres las que pasan más tiempo en él y son ellas quienes se tienen que enfrentar a las deficiencias: espacios sin iluminación, sin ventilación, estrechos y mal distribuidos.
El curso dura de cuatro a seis meses y en él aprenden diseño de planos, principios financieros, compra de material, contratación de mano de obra, albañilería, hidráulica, asentamiento de piso y electricidad. Pero además del conocimiento que adquieren, para Carina lo más notorio es que se vuelven mujeres independientes, fuertes y capaces.
Es interesante ver la transformación de ellas durante este proceso: líderes comunitarias ya reconocidas en ese espacio de lucha, pero no en el doméstico, pasan a ver que tienen la misma capacidad, pero que a ellas solo les falta el acceso a la información.