Para muchas mujeres la menstruación es algo normal que ocurre mes con mes. Hemos aprendido a sobrellevarla de la mejor manera y poco a poco ha dejado de ser tabú y comienza a ser visto como algo totalmente normal y natural. Sin embargo, aún existe cierta parte de la población mundial para quienes la menstruación es una tortura.
La mayoría de las mujeres consumimos productos de higiene femenina que nos hacen sentir protegidas durante esos días: toallas sanitarias, tampones, copas menstruales; por mencionar algunos. Lamentablemente, en países como África las niñas no tienen acceso a nada de eso, lo que hace que los periodos sean tormentosos. Terminan usando productos que tienen a la mano como trapos, paja seca o pedazos de tela gruesa, que al final del día sólo atraen infecciones. Además, al no sentirse protegidas, prefieren abandonar sus estudios por un par de días cada mes y, a veces, para siempre.
Diana Sierra es una diseñadora Colombiana que está dispuesta a cambiar la historia de estas niñas de África. Durante un viaje a Uganda por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, tuvo la oportunidad de conocer a varias niñas que faltaban a clases cuando su periodo se presentaba, y algunas otras que definitivamente habían preferido abandonar sus estudios por la misma razón.
De acuerdo con datos de la Unicef, una de cada 10 niñas falta a la escuela o abandona completamente sus estudios debido a la menstruación. Esto sólo desencadena que tengan actividad sexual a temprana edad y, peor aún, sin protección ni métodos anticonceptivos.
Diana comenzó a desarrollar un método para solucionar un poco este problema que se presenta en el continente africano, así que decidió hackear las toallas femeninas. Con un material similar a las telas de los paraguas y la tela de un mosquitero, desarrolló la primera toalla femenina reutilizable. Además, este producto cuenta con un orificio que puede ser rellenado con cualquier material para hacerlo más absorbente, y alas que permiten mayor movilidad.
Lamentablemente, se enfrentó a un problema mayor: no todas las niñas tenían recursos para usar ropa interior, así que Diana creó un segundo producto aún mejor: unos calzones con las mismas características de las toallas sanitarias.
Así nació Be Girl, una empresa que produce toallas sanitarias y ropa interior para niñas de países como Uganda, Malawi, Tanzania, Ruanda, Malí, Jordania, Marruecos, las Islas Salomón, Georgia, Etiopía, Somalia y Estados Unidos.
Be Girl distribuye las toallas sanitarias y la ropa interior por estos países pero, además, las vende en línea. Por cada compra que alguien haga, se dona un producto igual para una niña en África.
Estos productos no sólo están cambiando la vida de las mujeres en África, también está generando un impacto ambiental, ya que son reutilizables y el gasto de toallas femeninas y desechos se reducen considerablemente.
Esta diseñadora está haciendo algo bueno por el mundo, ella quiere que todas las mujeres tengan las mismas oportunidades y triunfen en la vida.
Ser mujer no tiene por qué ser un problema, y tal como sus etiquetas lo dicen, sus productos están “diseñados con amor para una niña poderosa como tú”.