Ser madre es una gran experiencia, desde luego, para aquellas que siempre lo han deseado, esperado y buscado. Pero cuando nos convertimos en mamás, nadie nos dice que con la llegada del ansiado bebé no todo es miel sobre hojuelas, y no solo lo decimos por el parto y las desveladas, lo decimos porque, en muchas ocasiones, nos vemos seriamente afectadas por el lado emocional.
A estas afectaciones se les conoce como depresión postparto, y aunque el nombre no es nuevo para nosotras, el saber de su existencia no es lo mismo que padecer los síntomas. Algo así le sucedió a Alice Mann, una mujer de 44 años que al cumplir su gran sueño de ser madre, las cosas no fueron como ella pensó. Su historia se viralizó luego de que el Daily Mail difundió su experiencia.
Alice Mann (seudónimo que usó para contar su vivencia) había deseado ser madre desde siempre, pero después de intentar concebir y no lograrlo, a los 36 años decidió congelar sus óvulos, luego de terminar una relación de once años.
Al cumplir 40 años, Alice eligió buscar el esperma de un donante para tratar de concebir por sí misma, pero al poco tiempo conoció a alguien, con quien decidió formalizar y formar una familia. Sin embargo, tras pasar por la fecundación in vitro, un embarazo natural y un aborto espontáneo, la pareja decidió buscar una donante de óvulos. Fue así que Alice por fin logró embarazarse en su octava fecundación in vitro.
Pese a que dio a luz por cesárea y el procedimiento fue sencillo, Alice confesó que al tener a su bebé en sus brazos no sintió “esa oleada de amor”. Además, al cabo de unas semanas de al fin estrenarse en la maternidad, la mujer experimentó resignación, resentimiento, horror y miseria. De acuerdo con sus declaraciones, gastó cien mil dólares para concretar su sueño de ser madre, pero al lograrlo, recuerda haber llorado mucho tras darse cuenta de que había una parte de la maternidad que no estaba disfrutando.
Debido a que no estaba realmente feliz por el nacimiento de su hijo, Alice llegó a sentirse culpable, pero asegura que esta fue la consecuencia de la falta de sueño, desequilibrio hormonal y la difícil recuperación de la cesárea. Pero no fue la única que sintió esto, pues su pareja también pasó por estos episodios emocionales e incluso tuvieron que turnarse para tranquilizarse uno al otro.
Actualmente, Alice reconoce que echó de menos estar tranquila y que cuando le preguntaban por su maternidad afirmó que la detestaba. Hoy por hoy, las cosas han mejorado mucho y su hijo se ha convertido en una fuente de alegría. Pero es a través de esta experiencia que Alice nos invita a dejar de romantizar la maternidad, pues cada mujer la vive de manera distinta.
En este sentido, ella tiene mucha razón, es real que ninguna mujer vive el mismo proceso de la maternidad igual, por lo que debemos ser empáticas y reconocer que existen repercusiones emocionales, que son absolutamente normales aunque no todas pasemos por ellas, ya que tan solo en México, una de cada diez mujeres la han padecido.
La depresión postparto se presenta durante las primeras semanas después del nacimiento del bebé. Entre sus síntomas se encuentran la ansiedad, irritación, tristeza, llanto e inquietud. En muchas de las ocasiones, el tratamiento incluye, además de psicoterapia, medicamentos, pero si no se somete a un tratamiento adecuado puede durar meses o años y las complicaciones pueden ser graves.
Las claves para la recuperación son la empatía y la comprensión, pues esto ayuda a que la mujer que la padece entienda su situación sin sentimientos de culpa.