Cuando se habla de tacones, muchos adjetivos pueden circular por nuestra mente: estética, dolor, cansancio, dominio, moda… entre otros.
Pero hay quienes parecen ya no tolerarlos: las seguidoras del movimiento KuToo, en Japón, que se desprende de las palabras “zapato” (kutsu) y “dolor” (kutsuu) en japonés, pues piden al gobierno que se les proteja de los lugares en los que se exige el uso de este tipo de calzado.
Esta iniciativa fue creada por Yumi Ishikawa, una actriz de 32 años que gritó a los cuatro vientos que tuvo que cambiar de profesión porque tenía cierta dificultad para usar zapatos de tacón durante ocho horas seguidas en las capacitaciones en un hotel. Por ende, envió una petición al Ministerio del Trabajo que ha sido firmada por más de 19 mil personas, en la que hizo un llamado a crear una ley que permita que el sector femenino tenga la libre decisión de usar o no tacones en sus empleos.
Como dato importante, en casi todas las empresas y organismos públicos en Japón las reglas de etiqueta o normativas exigen a las empleadas usar faldas y tacones.
Es importante mencionar que no solo en Japón se ha alzado la voz en este tema para que las autoridades escuchen. En 2017, Filipinas y Canadá aprobaron leyes que prohíben a las empresas que obliguen a las mujeres a usar tacones, agregando que en Estados Unidos también se ha expresado inconformidad por normas que exigen vestir de tal o cual manera.
Investigaciones de la Universidad Hanseo en Corea del Sur descubrieron por medio de un experimento que el uso de tacones altos más de tres veces por semana puede llegar a dañar cuatro músculos del tobillo.
Cuarenta jóvenes estudiantes de turismo aéreo fueron obligadas a usar tacones de aproximadamente 10 centímetros en todas sus clases. Luego de cuatro años, terminaron con esta parte del cuerpo totalmente debilitada.
Otras consecuencias negativas son: malformaciones en los pies (juanetes, dedos martillo); artrosis, tensión en el tendón de Aquiles y mala circulación.