Islandia es mucho más que un frío y remoto país en el que habitan descendientes de colonizadores vikingos con nombres largos e impronunciables, o el lugar en el que nacieron Björk y Sigur Rós. Conocida también como la tierra de hielo y fuego, la isla nórdica se ha caracterizado a lo largo de su historia por tener habitantes que participan activamente en la vida política del país y procuran condiciones de igualdad para todos.
A principios del año y con motivo del Día Internacional de la Mujer, el diario The Economist realizó un listado de los países en donde las mujeres tienen las mejores oportunidades y mayor igualdad laboral, en el que Islandia se colocó por encima de otros países nórdicos como Noruega, Suecia y Finlandia.
La historia de la rebelión de género en Islandia
Nada de lo que hoy en día es Islandia hubiera sido posible sin la huelga profesional y doméstica que llevó a cabo el 90% de las mujeres que vivían en la isla en 1975, cuando la población femenil exigió ser debidamente remunerada de acuerdo a su labor.
Hoy en día el nivel de educación superior, la participación como fuerza laboral, el número de mujeres como miembros de consejos de administración empresariales, el costo de cuidados infantiles y el nivel de salario, entre otros, son los indicadores que colocan a Islandia como el mejor lugar para vivir siendo mujer.
La primer presidenta y un partido político femenino
En 1980 el país nórdico tenía a su primer presidenta elegida democráticamente; para 1999, un tercio de la representación en el parlamento eran mujeres y surgió un partido político exclusivamente femenino.
Existe más equidad entre paternidad y maternidad
Para el año 2000 entra en vigor un permiso de paternidad que favorece los derechos e iguala obligaciones en la familia, brindando un la misma baja laboral durante el parto tanto a padres como madres. Esto implicaría más responsabilidades para el hombre con respecto al cuidado de los niños y las tareas domésticas.
Su feminismo cultural y educativo
Culturalmente, el feminismo es movimiento social que avanza con fuerza y es menos común que la sociedad islandesa critique el feminismo; en su lugar, el este país “rapea” al ritmo de Reykjavíkurdætur, un grupo de chicas cantando sobre violencia sexual, derechos de los niños y el desafío a la autoridad.
Incluso esta corriente defensora de los derechos de las mujeres ha creado una nueva asignatura en 19 escuelas primarias, donde el empoderamiento femenino debe estudiarse de manera obligatoria.