Una madre hace de todo por sus hijos: lava y plancha, prepara la comida, en algunos casos alterna el trabajo con el hogar, sabe dónde está cada cosa que se extravía, va a las juntas escolares, se desvela, deja de darse gustos, da consejos y es una protectora incansable hasta el último de sus días.
Pese al enorme esfuerzo que realiza diariamente -en la mayoría de las ocasiones-, este pasa desapercibido ante nuestros ojos. Ser madre es un trabajo que se considera “invisible” y que afecta a quienes desempeñan este papel dentro de la familia.
Un estudio realizado por las universidades de Arizona y Oklahoma reveló que el trabajo invisible que desempeñan gran cantidad de mujeres afecta su bienestar porque sienten una excesiva responsabilidad de atender el hogar y criar a los hijos, sumando a esto que las tareas que realizan requieren un esfuerzo mental y emocional:
Aunque las mujeres pueden estar físicamente llevando menos cargas de lavado de ropa, continúan teniendo la responsabilidad de asegurarse de que el detergente no se agote, toda la ropa sucia llegue a la lavadora y que siempre haya toallas limpias disponibles.
La investigación se basó en 393 mujeres con hijos menores de 18 años que estaban casadas o vivían en pareja. A ellas se les preguntó sobre quién organizaba los horarios de la familia, quién fomentaba el bienestar de los hijos y quién se encargaba de las decisiones financieras importantes.
En el primer punto, el 90 por ciento de las féminas respondió que se sentían las únicas responsables de organizar los horarios de la familia; el 70 por ciento se encargaba de asignar tareas domésticas. Estas situaciones hacían que se sintieran abrumadas porque no tenían tiempo para ellas y se sentían agotadas.
Una gran cantidad de las entrevistadas dijo sentir mayor responsabilidad del bienestar y los estados emocionales de sus hijos, algo que desarrolla su angustia y se vincula con bajos niveles de satisfacción sobre la vida. Más de la mitad de las madres indicaron que eran las encargadas de decidir sobre inversiones, vacaciones, mejoras en el hogar y gastos financieros de la familia.
Los investigadores concluyeron que cuidar el bienestar de la madre es fundamental para que tenga una buena salud mental y comportamientos de crianza positivos:
Cuando las madres se sienten apoyadas pueden tener los recursos emocionales para enfrentarse bien a las demandas con las que cargan.