Sara Kruzan tenía 11 años y vivía en el condado de Riverside, California, cuando George Howard, un proxeneta local, abusó de ella y la prostituyó a los 13 años.
En 1995, tras años de sufrir abuso infantil, a los 16 años, Kruzan le disparó fatalmente a su abusador. Sin embargo, lejos de liberarse, un año después, un jurado la declaró culpable de asesinato en primer grado y le impuso cadena perpetua.
Según reportes de The New York Times, el juez a cargo del caso no permitió que la defensa de Kruzan presentara pruebas del abuso que sufrió desde niña. Además, se consideró que la joven debía ser juzgada como adulta, por lo que fue sentenciada sin derecho a libertad condicional.
Su caso se convirtió rápidamente en un símbolo de un sistema legal defectuoso en Estados Unidos y reavivó el debate sobre cómo los tribunales deberían tratar a las víctimas de abuso sexual. Además, su historia se convirtió en un tema de conversación y celebridades como Demi Moore y Mira Sorvino presionaron para su liberación.
En 2011, en su último día en el cargo, el entonces gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, conmutó la sentencia de Kruzan. Posteriormente, en 2013, luego de 18 años tras las rejas, por decisión del entonces gobernador demócrata Jerry Brown, fue puesta en libertad condicional.
Desde entonces, Kruzan ha trabajado para readaptarse y construir una vida en el mundo exterior, un proceso que culminó en su libro de memorias, I Cried to Dream Again.
Casi diez años después de su liberación, el pasado 5 de julio, el actual gobernador de California, Gavin Newsom, perdonó oficialmente a Sara Kruzan, quien ahora tiene 44 años.
Transformó su vida y se dedicó al servicio comunitario. Este acto de clemencia para la Sra. Kruzan no minimiza ni perdona su conducta o el daño que causó. Sí reconoce el trabajo ha hecho desde entonces para transformarse.
– Gavin Newsom
Tras ser indultada, Kruzan declaró en entrevista para Los Angeles Times que se sentía “aliviada” por la decisión del mandatario.
Está liberando estas cadenas invisibles que no sabía que todavía estaban clavadas en [mí].
Además, dijo que el indulto la ayudará a seguir adelante, sanar y concentrarse en ser madre de su hija. Finalmente, agregó que espera que su situación tenga un efecto dominó para otros que se identifiquen con diferentes elementos de lo que ella experimentó.
Desde su liberación, Sara Kruzan ha trabajado de la mano de abogados de derecho internacional para reformar el sistema de justicia penal de los EE. UU. y crear conciencia sobre el tráfico sexual de niños.