El papa emérito Benedicto XVI murió este 31 de diciembre a los 95 años en el monasterio Mater Ecclesiae, situado en la Ciudad del Vaticano. El repicar de campanas que anunciaban el deceso del pontífice se escuchó en distintas partes del mundo, desde Jerusalén hasta Múnich, Alemania.
El teólogo alemán Joseph Aloisius Ratzinger fue el papa número 265 de la Iglesia Católica, tuvo un pontificado de casi ocho años de duración, pero un 11 de febrero de 2013, él mismo anunció su renuncia por motivos de salud.
Joseph Aloisius Ratzinger nació el 16 de abril de 1927 en Marktl, una villa del sureste de Alemania, y su infancia estuvo marcada por los tiempos difíciles que enfrentaba su país después de la Primera Guerra Mundial. Así lo relato en su autobiografía Mi vida: recuerdos.
Nuestra vida en Marktl fue dura, era una época con altos niveles de desempleo. La reconstrucción que Alemania debió hacer después de la guerra fue una gran carga para su economía. Los conflictos entre los partidos políticos hicieron que el pueblo se enfrentara.
Su padre, Joseph Ratzinger, era agente de policía, su madre, Maria Rieger, era ama de casa, y tenía dos hermanos Georg y Maria, quienes, como él, fueron educados dentro de una familia católica muy devota. Los vecinos describían a la familia Ratzinger como personas comunes con niños muy simpáticos y atentos. Sin embargo, su vida no estuvo ajena a los problemas que se generaron en la Alemania Nazi de Adolfo Hitler.
Puede parecer extraño, pero la oscuridad de ese periodo de la Historia, y la guerra, no oscurecieron la luz interna en mí, gracias al poder del conocimiento. Las clases de latín y de griego me llenaban de alegría. Fue el momento en el que descubrí la literatura y leí a Goethe con tanto placer.
A pesar de las experiencias vividas, no se apartó de su amor por las cosas de Dios e ingresó junto con su hermano al seminario. Ambos se ordenaron sacerdotes en una emotiva ceremonia en la ciudad de Frisinga, en el año de 1951.
Algo ocurrió durante la sacramentación sacerdotal, lo que para mí fue una señal. Un ave entró volando a la Catedral, se posó sobre el altar y comenzó a cantar. No soy supersticioso, pero, de algún modo, eso significó que las cosas debían ser de esa manera.
Siempre se distinguió por ser una persona reservada, pero tenía el don de la palabra y sus sermones como sacerdote eran célebres. Tiempo después fue nombrado arzobispo de Múnich y Frisinga en 1977 y luego, cardenal. Al morir Juan Pablo II, se realizó un cónclave para elegir al sucesor de San Pedro y el 19 de abril de 2005, Benedicto XVI asumió el liderazgo de la Iglesia Católica, quedando al frente de más de 1300 millones de católicos en el mundo.
Su papado se distinguió por su conservadurismo, ya que apelaba siempre a conservar las tradiciones en la Iglesia Católica, por eso llegaron a apodarlo el “rottweiler de Dios”. Sin embargo, fue el primer papa en pedir perdón a las víctimas de abuso en el ámbito clerical. Además, introdujo reglas para expulsar a los sacerdotes abusadores y dejó claro que es deber de los obispos denunciar estos casos.
Sus encíclicas son memorables, pues todas llevan el sello de su marcada espiritualidad. Además, fue un destacado escritor, hombre políglota que promovía la compasión cristiana y un luchador incansable contra la injusticia y defensor de las causas sociales. Que descanse en paz.
“Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Apenas sea posible se proporcionará mayor información”. Informa el Director de la oficina de Prensa vaticana pic.twitter.com/BrQ6UciuiL
— Vatican News (@vaticannews_es) December 31, 2022