Una niña de ocho años, originaria de la India, tomó la impactante decisión de rechazar una herencia millonaria para dedicarse de lleno a la religión jainista. La pequeña era la siguiente en la línea familiar para recibir el negocio de joyería Sanghvi and Sons, en Surat, mejor conocida como la “ciudad del diamante”.
En otras palabras, Devanshi Sanghvi renunció a 60 millones de dólares, que es el valor neto aproximado de la empresa fundada en 1981. Su conversión se dio de manera acelerada, pues, según los padres de la joven, esta tenía prisa por abandonar sus posesiones materiales y entrar en el monacato jainista.
De hecho, Devanshi era estricta con sus creencias desde muy pequeña, tanto que la comunidad donde vivía la reconocía por su gran devoción. Además, un allegado a la menor mencionó que esta se privó de muchas “alegrías” para serle fiel a sus ideales.
Nunca vio televisión, películas o ha ido a centros comerciales y restaurantes.
Por esta razón, la pequeña se sometió a la ceremonia denominada “Diksha”, siendo una de las personas más jóvenes en realizarla. Esta se caracteriza por la ejecución de ritos simbólicos que duran de tres a 15 días, entre los cuales se observa el acto de arrancarse los cabellos de la cabeza, acto que deben repetir durante toda la vida.
Otro protocolo que Sanghvi siguió durante su celebración de cuatro días fue el de soportar que la vistieran y adornaran con toda clase de riquezas, esto para tentarla con objetos mundanos y así comprobar que era digna de ingresar al culto.
Fue así que el 18 de enero se le vio llegar al templo en un carruaje tirado por un elefante, en donde cambió su lujosa vestimenta por un sencillo vestuario de algodón blanco. De esta forma, Devanshi Sanghvi se convirtió en uno más de los cuatro millones de adeptos que la religión jainista tiene.