El género femenino gana. Por mucho tiempo se ha dicho que cuando un espermatozoide conquista el óvulo se trata de una carrera y el más veloz es el que fecunda, pero no es así. El estudio reciente del Dr. Joseph H. Nadeau demuestra que es el óvulo el que selecciona el esperma.
El científico Nadeau fundamenta una hipótesis en la que muy probablemente el óvulo “elija” al espermatozoide debido a la metabolización del ácido fólico, lo cual forma moléculas de señalización entre estos dos. Se trata de solo una hipótesis, pero las investigaciones siguen, aunque no se descarta la posibilidad de que pueda resultar positiva. Tanto Nadeau como otros biólogos y evolucionistas continúan sacando los hilos y mitos que durante mucho tiempo han persistido.
Afirma que la carrera que emprenden los espermatozoides ya está decidida, ya se sabe cuál será el que fecunde, puesto que el óvulo favorece o descarta el esperma. Esto es lo que llama “fertilización genéticamente sesgada”.
Para lo anterior, se estudiaron ratones de laboratorio para corroborar si las leyes de Mendel son factibles de acuerdo con investigaciones recientes que se habían realizado. El científico juntó un grupo de ratones macho y dos de hembras, tanto con genes normales como proclives al cáncer testicular.
El resultado fue que en las primeras camadas las crías tuvieron genes aleatorios, todo en concordancia con las leyes de Mendel, algunas de ellas propensas a desarrollar cáncer y otras no, por lo que Nadeau afirmó que las hembras sanas se cruzaron con machos portadores del gen cancerígeno.
Investigadores de Reino Unido y Japón, con base en las investigaciones, encontraron que los movimientos que realizan los espermatozoides en la cabeza y cola cuentan con patrones muy parecidos a los campos que se forman en los imanes, y por consecuencia estos se impulsan hacia el óvulo con la ayuda del esperma. El óvulo tiene mucho más poder en los procesos reproductivos, ya que tiene la completa capacidad de discriminar selectivamente cierto tipo de esperma.