Pasar mucho tiempo frente a la computadora o la pantalla de cualquier otro dispositivo electrónico es uno de los factores que provocan que los ojos se resequen y los frotemos ante la sensación de comezón generada. Pero este hábito no es inofensivo, ya que mientras más se repite, puede causar una deformación en la córnea e incluso otras enfermedades que comprometen la visión.
Hoy en día la mayoría de las personas pasamos el tiempo mirando pantallas como la del televisor, la computadora o la del teléfono móvil, por lo que resulta cada vez más difícil limitar el daño que esto genera en nuestros ojos; lo mismo ocurre en el caso de los niños y jóvenes cuyo tiempo frente a las pantallas se triplicó entre los años 2013 y 2017, según lo dice la investigadora de la Universidad de Oxford, Amy Orben, quien realizó un estudio para la Unicef sobre la relación entre redes sociales y bienestar.
Frotarse los ojos por cansancio o sensación de picazón puede causar la deformación de la córnea -aumentando el grado de astigmatismo de cerca o de lejos-, así como otras enfermedades graves como el queratocono.
Según José Luis Güell, coordinador del Departamento de Córnea y Cirugía Refractiva del Instituto de Microcirugía Ocular, en Barcelona, al frotar en exceso la córnea ejercemos una presión que hace que esta se deforme progresivamente, dando lugar a un cambio en su forma y curvatura.
Dijo que a pesar de no haber un parámetro de frecuencia que se considere perjudicial, es evidente que hacerlo todos los días pone en riesgo la visión de las personas, sobre todo las que tienen una predisposición genética de padecer irregularidades y malformaciones en la córnea.
Existen diversos estudios que relacionan estrechamente -hasta en un 45%- el hábito de frotarse los ojos y el queratocono, ya sea como factor agravante o como desencadenante, agregó por su parte Óscar Gris, también adscrito al IMO.
Debido a que las principales causas del frotamiento son el ojo seco, el tabaquismo y el mal uso de los lentes de contacto, se recomienda utilizar en casos críticos las lágrimas artificiales; lavar las pestañas, cejas y párpados con jabón neutro para evitar que las impurezas de la contaminación y el maquillaje causen irritación y, principalmente, acudir a un oftalmólogo que pueda prescribir medicamentos especializados en caso de que se requiera.