El estrés excesivo puede ocasionar graves problemas en la salud física y mental, tal como le ocurrió a una mujer en Londres. Paula tenía un empleo como consultora de estrategia y era sumamente dedicada; su carga laboral era pesada y el horario también. Durante seis meses seguidos la mujer trabajó 80 horas semanales sin parar, pero un día llegaron las complicaciones, según su testimonio:
Comencé a tener una sensación de adormecimiento y hormigueo en el lado derecho de la cara y empecé a sentirme un poco mareada.
La consultora fue trasladada al hospital, ante la preocupación de sus compañeros, por una parálisis en un lado de su cara, pero los doctores la regresaron a casa cuando descartaron que fuera el síntoma de un derrame cerebral:
Aunque todo el episodio fue un poco aterrador, no le presté mucha atención, así que a la mañana siguiente volví al trabajo.
Durante el mes siguiente los episodios se repitieron cuatro veces, pero Paula no hizo caso y siguió trabajando sin importarle nada. Fue hasta cuando empezó a sufrir una fuerte migraña y que la parálisis se presentó en su mano, brazo y pierna que supo que algo no estaba bien y tenía que encontrar el problema:
Caminaba por la calle de mi vecindario y me perdía. Eran calles en las que caminaba un millón de veces. Incluso comencé a mezclar los nombres de algunos de mis amigos mas cercanos.
Paula sufría todos los síntomas anteriores por una carga de estrés que logró controlar a tiempo con la ayuda de su familia y seres queridos; retomó el control de su vida realizando ejercicio, comiendo saludablemente y trabajando en un horario tranquilo:
La razón por la que no dije nada fue porque pensé que eso sería percibido como una debilidad, que mostraría a mi familia, a mis amigos y, lo que es más importante, a mi empleador, que no estaba cumpliendo con mis responsabilidades.
Un estudio demostró que la carga de trabajo excesiva empeora la salud mental y provoca depresión, principalmente en las mujeres. Las féminas que trabajaban 55 horas a la semana eran más propensas a sufrir este trastorno en un 7.3 por ciento, a diferencia de las que laboraban de 35 a 40 horas.
Además, la investigación subraya que trabajar en fin de semana se relaciona con un mayor riesgo de depresión en ambos sexos, aunque es mayor en las mujeres, según lo expresó Gill Weston (autora del trabajo):
Sabemos que muchas mujeres se enfrentan a una doble carga porque asumen una mayor proporción de tareas domésticas que los hombres, lo que conduce a un total de horas extensivo, presiones de tiempo adicionales y responsabilidades abrumadoras.